El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación realizó un nuevo operativo en el zoológico de Luján, donde el Cuerpo Especializado de Fiscalización y Control Ambiental (CEFCA) volvió a clausurar las jaulas de leones y tigres, y sumó las de elefantes y guacamayos. El procedimiento fue motivado por unas 600 situaciones que dan cuenta de transgresiones a la clausura preventiva efectuada a mediados del año pasado. En concreto, se permitía el acceso de visitantes al interior de las jaulas, alimentar y tocar a los animales, lo que está prohibido por la ley provincial que regula la actividad de este establecimiento.
El operativo se realizó en conjunto con autoridades de la Municipalidad de Luján y personal de la Defensoría del Pueblo y de la Policía Ecológica, ambos de la provincia de Buenos Aires. Durante el mismo, los responsables de la inspección reemplazaron precintos en mal estado, restituyeron los extraídos de las jaulas de los grandes felinos —que habían sido colocados en un procedimiento en julio de 2019 y agregaron fajas de clausura. Según lo informado por la institución zoológica, “personas ajenas a la misma” fueron quienes habían quitado esos elementos en algunos casos, aunque por denuncias efectuadas ante la Municipalidad de Luján y material circulante en redes sociales, pudo conocerse que el ingreso de los visitantes a la jaula se efectuaba con la anuencia de los responsables del zoo.
Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental, afirmó durante la inspección que la gestión de la que forma parte “tiene tolerancia cero con la violación de la Ley 12238, de la provincia de Buenos Aires, que establece la prohibición de contacto de los visitantes con los animales de la fauna silvestre en los zoológicos”.También se le solicitó al zoo que cese de manera urgente la publicidad que fomenta el contacto con animales y se le pidió realizar algunas reformas que aseguren un buen manejo de la fauna y eviten el ingreso de visitantes a los recintos. Cabe recordar que en el relevamiento de julio de 2019 ya se había detectado que personas del público ingresaban a las jaulas con tigres y leones, tocándolos y alimentándolos. Esto ocurría dentro de los recintos, algunos de los cuales contaban con la cartelería indicativa de prohibición de ingreso, establecida por el artículo 8 del Decreto 2308/01, de reglamentación de la Ley provincial N.º 12238.
Además, en aquel momento, se habían registrado inconsistencias en relación al número de animales entre lo relevado en el establecimiento y las declaraciones juradas presentadas ante la entonces Secretaría de Ambiente. Aquel operativo se realizó junto al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).“Hay constancias, evidencias de turistas que suben fotos y videos con fechas posteriores a esa clausura que demuestran que el contacto entre visitantes y animales siguió siendo como era antes”, explicó Federovisky. Las acciones forman parte del esfuerzo de la cartera que conduce Juan Cabandié, junto a otras instituciones, por la transformación del zoológico de Luján. En ese sentido, se realizó días atrás en el
Palacio Municipal una primera reunión con la participación de funcionarios del Ministerio de Ambiente de la Nación, del área de Protección de los Derechos de los Animales de la Defensoría bonaerense, junto a autoridades municipales y del establecimiento. En el encuentro se comenzó a diagramar un esquema para avanzar hacia la reconversión. Puntualmente se definió la elaboración de un documento con estándares de cumplimiento obligatorio y medidas inminentes para iniciar este proceso o pedir su cierre definitivo frente a la ausencia de cambios. Entre las medidas buscadas se encuentran la individualización de los animales que viven en el parque, un informe sobre las castraciones llevadas a cabo y el cese de la reproducción de ejemplares del zoológico.
De esta manera, el Ministerio de Ambiente de la Nación aúna esfuerzos para combatir actividades ilícitas vinculadas al tráfico de fauna, uno de los comercios ilegales más rentables del mundo. Asimismo, se orienta al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre los cuales se busca que los estados adopten medidas urgentes para poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna y abordar tanto la demanda como la oferta de productos ilegales de flora y fauna silvestres.
Por Patricia Alonso