Juan Carlos Mesa murió un gigante  de la televisión. Un prócer, un histórico, un inventor, un hacedor de un tipo de humor sano, puro, blanco y para toda la familia. De 86 años, Mesa padecía diabetes y estaba internado en delicado estado debido a una fuerte insuficiencia renal. El artista cordobés había sufrido hace poco el fallecimiento de Edith, la mujer con quien compartió 60 años de matrimonio, y con quien tuvo tres hijos.

Pero el profesional dejó su huella en el espectáculo brillando como actor, guionista, director de cine y TV. Fue libretista de otros grandes del humor. De hecho, luego de asombrar a la audiencia de LV3, en su Córdoba natal, llegó a Buenos Aires con la tarea expresa de escribir para Jorge Porcel (“Los sueños del Gordo Porcel”). Con el tiempo le tocó hacer lo mismo con Carlos Balá (“El clan Balá”), Joe Rígoli (“Bonete”), Tato Bores (“De Tato para todos”, “Tato vs. Tato”, “Tato %”), Pepe Biondi (“Festibiondi”), Juan Verdaguer (“Verdaguer y sus inquilinos de alquiler”) y Alberto Olmedo (“El chupete”). Entre sus ciclos más populares se encuentran el clásico programa de humor “Mesa de noticias”, así como “El gordo y el flaco”, que protagonizó junto al recordado Gianni Lunadei.

Dicen los que lo conocieron que detrás de ese hombre corpachón siempre había un gesto amable, la actitud campechano y esa frase siempre justa, sentenciosa y ocurrente del sencillo hombre de pueblo. Se hubiese incomodado ante cualquiera que se animara a calificarlo como lo que fue: un grande en el más amplio y acabado sentido de la palabra. Fue grande desde su maciza corpulencia física, pero también (y sobre todo) a partir de una prodigiosa capacidad de trabajo que lo llevó en su momento de apogeo a escribir simultáneamente varios ciclos de éxito y dejar en todos ellos, al mismo tiempo, la marca de un estilo y la sensación de que sería incapaz de repetirse.

Posteriormente, formó equipo con otros libretistas, como los hermanos Basurto y Carlos Garaycochea, y con ellos creó numerosos éxitos, como “La tuerca”, “Humor Redondo”, “Hupumorpo”, “Jaujarana” y “Los Campanelli”, que pertenecía como sketch al programa “La feria de la alegría”. La fertilidad fue el rasgo más notable de la carrera de Mesa, pero aún más notable que la cantidad resultó el detalle de ese copioso aporte a la mejor antología del humor en la radio y en la televisión. Sin dudas, un grande pero de verdad.

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