Fue uno de los primeros en llegar a la Sala de Audiencias del subsuelo de los tribunales de Comodoro Py. Lo acompañaban sus dos abogados, Jorge Kirszenbaum y Valeria Corbacho. Cerca de las 10.45, Fernando De la Rúa se acomodó en el primero de los escritorios designados para los imputados en el caso de coimas en el Senado y esperó el inicio del juicio oral, durante el cual el ex presidente y otros siete imputados tendrán que comparecer ante los magistrados Guillermo Pons, Guillermo Gordo y Gerardo Larrambebere.
Fernando De Santibañes, ex titular de la SIDE durante el gobierno de la Alianza, se sentó atrás de De la Rúa. Lo acusan de haber aportado fondos negros, por orden del ex presidente, para el pago de coimas a los senadores peronistas que votaron la ley de flexibilización laboral. Augusto Alasino, Alberto Tell y Remo Constanzo, tres ex senadores del peronismo, se sentaron juntos más atrás. Cuando llegaron reinó el clima de camaradería en la Sala. La “simpatía” se cortó cuando apareció el arrepentido, Mario Pontaquarto, ex secretario parlamentario del Senado, quien confesó haber llevado una valija con cinco millones de pesos/dólares para sobornos.Durante el primer día, ante esos y otros acusados, se leyó la elevación a juicio del fiscal Federico Delgado. Mientras se repasaban las pruebas, De la Rúa, nervioso, pateaba incesantemente el piso con sus zapatos marrones.