La Administración Federal de Ingresos Públicos también se metió con los goles, el buen juego y las ideas para acercarse al arco rival. Echale la culpa a la AFIP y seguí evadiendo…
El cero a cero en cancha de River obliga a los periodistas que escriben noticias a encontrarle la vuelta para que usted no se aburra y suelte esta página no bien la tenga frente a sus ojos mientras viaja apretado en el subte o en el tren. Viejo axioma de la profesión: al bodrio hay que contarlo, pero no de manera tan cruda, para no espantar al lector. Y como no hay que escaparle al análisis, sin buscar culpables se puede caer en una línea que sintetice: San Lorenzo llegó al Monumental con la clara intención de no perder. Y lo hizo. De ahí a proponer un juego ofensivo hay un abismo, como creer que los futbolistas y los intermediarios no sabían que las triangulaciones con clubes uruguayos y chilenos era para que fisco no se diera cuenta…
Objetividad pura: la más clara fue para el Ciclón con ese centro de Furch que Jara hizo mover el travesaño de Barovero. Hay una clase de tristeza que acompaña la casi certeza de que esto que se ve en el papel ha dejado de existir. Porque ésa fue la única jugada en la que un relator agranda su gola para contarla. A este texto aún le quedan cuarenta y pico de líneas y el desafío será que, aunque haya visto el partido, o lo desmenuzó en un compacto de un noticiero deportivo, no se corra hasta el punto final que estará acompañado por un cuadratín.
River y San Lorenzo tienen historia, son equipos grandes, plagados de títulos. Pero ayer, fueron pequeños. El local lleva cuatro partidos en su regreso de la B Nacional, aún no pudo ganar en su estadio y tiene una intención que no puede llevar a cabo. Porque si Ponzio es figura por dos remates y si Funes Mori (el delantero) apenas cuenta con un cabezazo exigido…
Eso por un lado. Por el otro, o sea por el equipo conducido por el enemigo de Viggo Mortensen, hay algo recurrente: pelotazo a ver qué pasa, centrales en la última línea, arquero sólido y mañero -amonestado por hacer tiempo-. En un equipo con menos cartel no sería tan criticable. La historia del Ciclón pide más. El hincha, también. O Jara, el delantero más picante, que cuando ve que tiene que salir cuando quedan cuatro minutos, se enoja e insulta al aire.No jugaron Bottinelli, Stracqualursi y Piatti. ¿Si ellos estaban se rompía el cero a cero? La culpa es de la AFIP.