Por las restricciones al dólar y por las nuevas reglas, el mercado inmobiliario trata de reinventarse para no desplomarse del todo. Y en ese contexto, los involucrados en el sector mueven piezas. Una consecuencia fuerte ya se nota en el rubro alquileres: cada vez más propietarios sacan el cartel de venta para poner el de alquiler, ante la incertidumbre.“Esto viene ocurriendo desde hace bastante, pero este año, desde abril y mayo se empezó a notar más fuerte”, apunta el titular de la consultora Reporte Inmobiliario, José Rozados. Según el especialista, existen dos causas importantes de este cambio. “Hay propietarios que sacan de la venta sus inmuebles porque no admiten una baja del precio en dólares, no están dispuesto a cambiarlo (hay gente que tiene un remanente de dólares y lo hace valer); y por otro no admiten la pesificación de las unidades. “El que no empiece a aceptar estas cosas, comenzará a tener problemas”, fue drástico Rozados.
Así, entonces muchos propietarios se lanzaron a alquilar sus inmuebles ante la incertidumbre, que comenzó a fines del año pasado con las restricciones a la compra de dólares. En la actualidad, el alquiler de los departamentos monoambiente (según los barrios) ronda entre los 1.500 y 1.800 pesos más expensas. Un dos ambientes en Palermo o Caballito se consigue a partir de los $2.000 mensuales, en promedio. Los contratos, en todos los casos, son por un mínimo de dos años.El intento de pesificación del mercado, igualmente, no termina de favorecer del todo a los compradores o a los que pretenden acceder a una primera vivienda. ¿Por qué? Si bien los desarrolladores con proyectos inmobiliarios que recién se empiezan aceptan recibir una parte en pesos, ajustan el valor del inmueble al llamado dólar “celeste”, entre el “blue” o “paralelo” y el oficial. El valor se acerca a los $5,80. Ya existen varios proyectos que permiten pagar un 30% en moneda nacional o divisas, y el resto en cuotas ajustadas en pesos por el índice de la Cámara de Construcción.El sector inmobiliario trata de amoldarse a los cambios, no con pocas críticas de los involucrados. A principios de este mes, el Colegio de Escribanos porteño constató un 17 por ciento menos de escrituras firmadas en junio, en comparación con el mismo mes del año pasado. Se trató de la séptima caída consecutiva de la compraventa.