Era un choque de candidatos, por lo hecho hasta el momento en el Clausura. Y era un duelo entre los dos mejores equipos del país, por ser los últimos campeones y los dos que siguen con vida en la Copa Libertadores. Por eso, en la Bombonera había expectativas de buen fútbol y emociones fuertes. Sin embargo, Boca y Vélez no justificaron los halagos que se le suelen propinar y armaron un 0 a 0 para el olvido, porque, a falta de ideas, ambos se conformaron con el punto. Así, el único que sonrió fue Newell’s, que se adueñó de la punta en soledad y ahora aventaja por dos puntos a los de Falcioni y tres a los de Gareca. Peor es nada.Si bien los dos equipos eran conscientes de la necesidad de ganar para no perderle pisada a los de Martino, las imprecisiones en el manejo de la pelota derivaron en un primer tiempo escaso en situaciones de peligro para los arcos y plagado de faltas. La más grosera resultó de una patada de Facundo Roncaglia a Federico Insúa, por la que el defensor vio la tarjeta roja de Patricio Loustau, a falta de cinco minutos para el cierre de la etapa inicial.En el complemento el desarrollo no varió demasiado y sólo hubo una jugada clara por bando. A los seis minutos, un cabezazo de Pablo Mouche besó el palo de Marcelo Barovero. Al toque, Mauro Obolo contestó también por vía aérea, aunque sin mejor suerte. Los entrenadores recurrieron a delanteros frescos para ver si podían romper el cero. En el conjunto de Liniers ingresó el Burrito Martínez, que había sido preservado de entrada para el torneo continental, y en el local entró Sergio Araujo. Ninguno pudo quebrar la ecuación y, mientras el reloj corría, el excesivo respeto se transformó en conformismo.Ahora, Boca y Vélez pondrán su cabeza en la Libertadores (jugarán el jueves ante Fluminense y Santos, respectivamente, por los cuartos de final), con la tranquilidad de que aún están en carrera en el plano local. Y eso que ayer quedaron en deuda… Se insiste, peor es nada.