Anoche a las 23.41, ya la suerte estaba echada, la tendencia era irreversible y la derrota K, en toda la línea. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner -acompañada por Scioli, Insaurralde, otros candidatos y funcionarios- se paró frente al atril. Se la vio serena, hizo las felicitaciones de protocolo (a la ciudadanía, a las otras fuerzas políticas). Recordó lo ocurrido en 2009, cuando el oficialismo también había perdido. Aunque en ningún momento habló de "derrota" o rectificaciones, prometió "redoblar esfuerzos" para el 27 de octubre.
Lo cierto es que el kirchnerismo sufrió ayer una derrota aún más contundente que en aquellas legislativas del 2009. Y el caudal de votos que hace apenas dos años encumbró a Cristina a la reelección (54%) bajó ayer a menos de la mitad. Esta vez no fue sólo el "súper distrito" de Buenos Aires el que le dio la espalda, inclusive en sectores del GBA que parecían asegurados para el kirchnerismo. Y no fueron los otros distritos grandes -que habitualmente le son esquivos como Capital, Mendoza, Córdoba y Santa Fe- los que volvieron a amargar al kirchnerismo. Ayer recibieron sorpresas en lugares inesperados: San Juan, La Rioja, Catamarca. También en Chubut y Santa Cruz perdió el FPV. Y en Jujuy también estaban en riesgo. Habrá que ver, luego de las legislativas, cuánto influye todo esto en la composición de ambas cámaras, donde el Gobierno acostumbraba en los últimos años a imponer su voluntad, aun en los proyectos más controvertidos (Memorándum con Irán, ofensiva contra la Justicia, ley de blanqueo).