Primero fue el traspaso, que sí, que no. Después los vagones, que sí, que no. Otro día, las obras o las habilitaciones. Ahora, es el aumento de la tarifa del subte: la primera suba se registró el 6 de enero del año pasado y fue del 127%. El boleto pasó de $1,10 -el más barato del sistema de transporte metropolitano- a $2,50 -uno de los más caros-. El Gobierno porteño sigue firme en un nuevo incremento que ya se estaría implementando de no ser por un amparo que aceptó la Justicia. Así, el aumento quedó en veremos. Mientras, como siempre, un nuevo cruce entre Ciudad y Nación se reedita con rencillas políticas de por medio.
Esta vez, los voceros de uno y otro lado fueron Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete porteño, y Florencio Randazzo, ministro de Interior y Transporte de la Nación. Larreta reclamó que se levante la suspensión del incremento y advirtió que “si no, no podemos financiarlo”. Después siguió: “Es un clásico, la otra vez nos pararon la obra del Parque Centenario, le mandamos al juez la información y seguimos adelante. Nos quisieron parar la obra del Metrobús, mandamos la información y seguimos adelante”. El propio Mauricio Macri, jefe de Gobierno porteño, dijo que son “palos en la rueda”. Larreta disparó: “No nos van a parar con esto. El Gobierno nacional decidió cortar el subsidio que mantenía la tarifa más baja. Frente a esto, aumenta la tarifa”. Y justificó: “Aún así, la Ciudad tiene que seguir poniendo un subsidio que financian todos los porteños”. Para la vicejefa porteña, María Eugenia Vidal, los $3,50 “representan poco más de la mitad de lo que cuesta el subte en realidad, que es $6,10”. Sin mencionarlo de manera directa, Randazzo opinó ayer sobre el transporte público: aseguró que para el Gobierno nacional la política de transporte público es “una política de inclusión” y consideró que “no sería justo” un aumento en las tarifas con un servicio que aún no es “el que se merece el pasajero”.