El Carillón es un instrumento musical compuesto por campanas fundidas en bronce, en forma de copa, afinadas con precisión, de manera tal que tañidas en conjunto producen un efecto armonioso. En 1929 quien dirigía la construcción del actual Palacio Legislativo, el arquitecto Héctor Ayerza, ideó su incorporación y la compra fue realizada a la firma Heriot, la misma que fabricó el reloj de la torre y representante en la Argentina de la prestigiosa empresa alemana Weule. Inicialmente iba a ser colocado en el interior de la base sobre la que se eleva la emblemática torre reloj pero como la estructura metálica que sostenía las 30 campanas no entró, quedó expuesto en la terraza a la intemperie. Cuando fue emplazado en el año 1931 era el Carillón más grande del mundo superando al existente en Chicago – EUA.
Se inauguró el 18 de enero de 1932 resultando el segundo que tuvo la Ciudad de Buenos Aires, pues el primero, más modesto, de tipo mecánico y con 19 bronces era desde 1923 el de la Basílica de la Merced – en Reconquista y Perón- que mereció en 1931 un tango con música de Discépolo, coautor también de la letra con Alfredo Le Pera. Para evitar deterioros a fines de 1937 el Departamento Ejecutivo fue autorizado a construir una torre en la rotonda del Parque Chacabuco destinada para su instalación definitiva, pero el traslado no se concretó. Funcionó hasta finales de la década del 60, una de sus últimas ejecuciones se produjo en 1968. Allí comenzó un largo período de inactividad. Con las obras de remodelación para dar lugar a la flamante Legislatura, en 1997 el espacio en el que estaban la pianola y el sistema eléctrico que acciona el mecanismo, fue destinado a otras funciones y para su protección, la pianola fue guardada en el tesoro del Banco Ciudad.
Finalmente el Carrillón, el tablero contactor y el teclado fueron reparados. Mediante un acuerdo con la embajada alemana se pudieron reemplazar las campanas en mal estado por otras similares. Además, a las piezas musicales llegadas de Alemania, el maestro organista Carlos María Morelli sumó grabaciones de nuevos rollos tales como "El Relicario", "Lejana tierra mía", "La calesita", "Noche de Paz", "Canción de cuna" de Brahms, entre otras que enriquecen su exquisito repertorio. Volvió a funcionar el 31 de diciembre de 1998, en los festejos por el inicio del siglo XXI y el 3 de octubre de 2001 al cumplirse 70 años de la inauguración del Palacio Legislativo. Hasta entonces la pianola aún estaba en un lugar provisorio del cuarto piso; recién en 2007 se le hizo una construcción definitiva, especial, en la terraza con la instalación eléctrica. Se lo volvió a escuchar el sábado 11 de agosto de 2007 y el 13 de diciembre del año siguiente durante 50 minutos. Otra jornada memorable fue el Concierto del Bicentenario del sábado 11 de septiembre de 2010 cuando el notable musicólogo, instrumentista y compositor valenciano Llorenc Barber dirigió los sonidos de un centenar de campanas distribuidas en 15 campanarios ubicados en 11 sedes del microcentro. Tras la restitución a la sede legislativa de su condición de Monumento Histórico Nacional y con motivo de los 80 años de su inauguración, el 3 de octubre de 2011, el más grande instrumento musical con que cuenta la Ciudad de Buenos Aires y Sudamérica, sonó con el tango "Mi Buenos Aires querido".
¿Cómo funciona?
Las campanas son de bronce, una aleación del 78 % de cobre y 22 % de estaño que se funden con mayor espesor que el necesario. Su afinación se logra removiendo el delgado exceso del interior por medio de un torno lo que asegura un alto valor musical y una pureza y belleza de tono para satisfacer las exigencias del más refinado gusto musical. Su efecto musical está en proporción con el tamaño de las campanas, cuanto más grandes más atrayente resulta el sonido. Las campanas están fijas, solo se mueven los badajos, es decir la pieza que cuelga del interior y que la hace sonar al golpear en sus paredes. A la vez, cada badajo está unido por cables y otros sistemas de articulación al mecanismo donde se ejecuta, llamado consola.
Composición y mecanismo
El Carillón que se encuentra en la sede parlamentaria está compuesto por 30 campanas que en total pesan 27.350 kilos, fundidas por Franz Schilling & Sohne, de Apolda – Alemania. La mayor en tono "Sol", pesa 4.300 kilos y la menor, en tono "Do", 40 kilos. Las diez más grandes tienen grabado el Escudo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires en relieve y las palabras "H. Concejo Deliberante", además el año en números romanos “MCMXXX”; y las más pequeñas la misma inscripción, sin escudo. El mayor de los martillos pesa 10 kilos y el más pequeño 2 kilos. La compra significó $ 173.000 pagados en tres cuotas.
Las campanas que cubren un ámbito melódico de aproximadamente dos octavas y media están suspendidas y distribuidas según dimensiones y peso en un armazón de hierro de 11 metros de altura, a modo de soporte de aspecto robusto y artísticamente abulonado, de 18 toneladas de peso. Es el carillón propiamente dicho. El funcionamiento es electromecánico con dos tipos de comando, manual y automático. Una pianola de madera fina, artísticamente tallada sobre cuatro pies de estilo ornamental brinda 30 notas musicales; permite ejecutar melodías a mano con sólo 30 teclas, o por contacto eléctrico automático que acciona un dispositivo conectado al reloj de la torre en horas predeterminadas, sea una o más veces al día. Tienen una melodía en 4 tiempos, que marcan a su vez el cuarto de hora, la media hora, los tres cuartos de hora y la hora en punto, seguida de otro tipo de campana que marca de 1 a 12 campanadas según la hora que sea. Cuenta con un mecanismo especial que al tocar las teclas manualmente al mismo tiempo que produce la melodía, graba las notas en un rollo virgen que luego puede ser perforado para ejecutar automáticamente la melodía cuantas veces se desee. El teclado está colocado a 50 metros de distancia para que el ejecutante pueda oír las campanas y podría instalarse a 600 metros o más.
H.D.Vargas