En sólo seis meses, la sala Alberdi del Centro Cultural San Martín pasó de las tomas y los destrozos a convertirse en una de las salas más modernas de la Ciudad, con mejoras de infraestructura y tecnológicas. El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, asistió a la reapertura del espacio cultural y destacó la recuperación de “un punto de encuentro para que todos podamos disfrutar de la cultura”. Como parte del plan de obras, que comenzó en abril, se hizo una completa refacción del escenario, que fue agradando dos metros, y se colocaron butacas rebatibles para adaptarlas a las distintas clases artísticas.
La sala también fue provista de una nueva instalación eléctrica y se realizó el montaje de una carpeta acústica en el piso que mejora el sonido. Las obras se completaron con la ampliación de la cabina original, permitiendo la subdivisión para iluminación y sonido; la remoción parcial del cielorraso del escenario y la sustitución de sus escaleras de fondo por escaleras escoriales para darle mayor amplitud al espacio escénico. “Es un día de fiesta. Nos llena de alegría reabrir este espacio y quiero felicitar a todos los que trabajaron para que esto fuera posible”, aseveró Macri luego de recorrer las instalaciones, ubicadas en el sexto piso del tradicional complejo cultural (Paraná y Corrientes).
A partir de diciembre próximo, los trabajos de remodelación ingresarán en una segunda etapa con la construcción de un hall, una sala de prensa, baños y la finalización del techo técnico. “Era mucho lo que había que reparar y reconstruir, pero cuando hay un buen equipo no hay imposibles y los resultados están a la vista. Recuperamos un punto de encuentro para que todos podamos disfrutar de la cultura y del talento de nuestros artistas”, señaló Macri, que estuvo acompañado por el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y la directora del Centro Cultural San Martín, Gabriela Ricardes, con quienes presenció el ensayo de una banda de música. Seis meses atrás, otro era el panorama en medio de disturbios entre la Policía y un grupo de manifestantes que apoyaban la toma del lugar, en defensa de la “cultura popular”. El episodio que generó en 2010 la ocupación tuvo su trasfondo cuatro años antes, cuando el entonces jefe de Gobierno local, Jorge Telerman, dispuso el traslado de las actividades que se realizaban en el lugar para hacer refacciones. Desde entonces, empleados y artistas se negaron a ser trasladados a una sala en Chacarita e iniciaron una protesta que recién terminó en marzo pasado, con intervención de la Justicia.