Relegadas por los taxis y los colectivos, las agencias de remises no son el transporte más utilizado en el territorio porteño. Sin embargo, una vieja deuda en el control de estos locales parece empezar a saldarse: a lo largo del año pasado, la Subsecretaría de Transporte junto con la Agencia Gubernamental de Control inspeccionó casi 600 remiserías en distintos barrios de la Ciudad, de las cuales casi la mitad no tenía los papeles en regla.
Durante el 2014, la Ciudad realizó un relevamiento en la calle de las distintas agencias de remises y de su documentación, para verificar que contaran con la habilitación del local correspondiente y con el registro en el Registro Único de Remises (Rurem). Se inspeccionaron 570 agencias de las cuales 192 se hallaban en situación ilegal y fueron infraccionadas o intimadas. Otras 113 tenían problemas en su habilitación y, luego de las tareas de control, ya se encuentran en la actualidad con su habilitación cerrada o en proceso.
Este año, en una segunda etapa de inspección, se volvió sobre 52 agencias, de las cuales 15 fueron clausuradas y otras cinco que ya habían sido cerradas, volvieron a prestar servicio por lo que se les labró un acta contravencional (dando lugar al correspondiente proceso judicial).El control a las agencias fuera de regla es un viejo reclamo de taxis y remises legales al Gobierno porteño. Los taxistas porteños, es más, se declararon en “estado de alerta y movilización” y entre otros reclamos piden inspecciones al transporte ilegal.