El túnel de la avenida Constituyentes, uno de los más importantes que encaró el Gobierno porteño, se habilitará desde la semana próxima y promete aliviar la circulación de autos particulares, colectivos y transporte pesado en el límite entre Villa Pueyrredón y Urquiza.
Aunque la fecha exacta de inauguración no fue suministrada por la Ciudad, dado que puede variar en función de la campaña electoral y la veda, La Razón comprobó que el viaducto está terminado y las calles laterales fueron finalizadas y asfaltadas. En tanto, los semáforos para la nueva circulación y los carteles indicativos se encuentran colocados. Hay mucho movimiento de obra para “apurar” los últimos detalles, entre los que se destaca la pintura del túnel.
Además de agilizar los tiempos de viaje y mejorar la conectividad en la zona, el viaducto será una solución para los trastornos vehiculares que se generaban en la avenida, entre Monroe y Roosevelt. La barrera del Mitre ramal José León Suárez era una vía en doble mano donde eran recurrentes las demoras y los accidentes por negligencia o imprudencia de los conductores.Una vez habilitado, el viaducto anulará el paso a nivel de la avenida. Contará con cuatro carriles, dos en cada sentido, y tendrá una altura de 5,10 metros para permitir el paso de los colectivos y camiones.
El proyecto incluye pasos peatonales bajo nivel con escaleras y rampas para personas con movilidad reducida y calles de convivencia que facilitarán el acceso de los frentistas a sus viviendas y comercios. Además, se ejecutó la puesta en valor de la zona con nuevas veredas, forestación y mobiliario urbano. Para evitar la inundación del paso bajo nivel, también funcionará una sala de bombeo con tres bombas conectadas a un grupo electrógeno.
En total, la zona intervenida tiene una extensión de cuatro cuadras entre los ejes de las calles Cullen-Cabezón y las avenidas Olazábal-Mosconi, donde debieron expropiarse los inmuebles aledaños para ensanchar la avenida y permitir la obra que data de 1989. El túnel propiamente dicho tiene una longitud de 113 metros.
Desde que se cerró la avenida al tránsito en febrero de 2014, el barrio se convirtió en una pesadilla para los conductores y sobre todo para los vecinos. Si bien el plazo de obra estaba fijado en 12 meses, algunos improvistos técnicos demoraron su apertura. En este tiempo colapsaron las calles internas, con el aliciente de que la Ciudad abrió en paralelo los túneles de Ceretti, Pacheco, Zamudio y Altolaguirre a pocas cuadras de allí para facilitar la conectividad. Más adelante se terminarán los pasos bajo nivel de las avenidas Congreso, San Martín y Beiró, que reordenarán el tránsito en otras zonas de gran congestión.