Diputados dio media sanción al proyecto que declara a la educación servicio esencial y está muy bien, pero la ley no deberá quedarse a medio camino. Es indispensable que el contenido de esa esencialidad sea integral: la calidad educativa que se imparte debe ser esencial, el estado edilicio de las escuelas como el salario de los docentes también deben revestir ese mismo carácter de esencialidad. Es responsabilidad de los legisladores nacionales, de la política, no caer en un simplismo ¨tribunero¨ de sólo obligar a las escuelas a abrir los días de paro pretendiendo obviar el resto de la realidad educativa. El proyecto de ley deberá contener todos los aspectos para no profundizar la supuesta contradicción entre el derecho a huelga y el derecho a la educación.

El compromiso político será gestionar también desde el imperio de la propia ley a sancionar, una partida presupuestaria específica de Nación, enviada a cada provincia para ser afectada exclusivamente a mejores salarios y reparaciones escolares. Eso se llama responsabilidad social legislativa.Desde el sector gremial también llegó la hora de sentarse a reescribir un nuevo Pacto Social si realmente somos conscientes y aceptamos la responsabilidad de que sólo desde el consenso y el respeto mutuo a la hora de protestar, podemos seguir construyendo futuro y oportunidades para salir como país.

Debemos encaminarnos a una Responsabilidad Social Sindical, que no es claudicar en derechos sino tener previsibilidad a la hora de negociar y de ejercer el Derecho de Huelga. Es un deber reunirnos puertas adentro a reescribir cómo vamos a ejercer nuestro derecho constitucional previsto en el art. 14bis. Es importante insistir en este concepto: No renunciamos al paro de actividades, no lo limitamos desde una ley. Sí debemos sentarnos a escribir un Nuevo Pacto Social que prevea metodologías y plazos para la huelga, lo debemos dejar plasmado en los CCT (convenios colectivos de trabajo de cada actividad). Nuestros compañeros nos piden volver al orgullo de la protesta legítima que es la hija del respeto y del sentido de previsibilidad para la sociedad.

Los Sindicatos estamos llamados en esta nueva etapa de cambio de paradigma a ser los garantes de la seguridad jurídica desde los CCT para fomentar el empleo, a dinamizar la Reconversión Laboral frente al desafío de la Inteligencia Artificial, a poner equilibrio social en la nueva relación laboral que trajo la tecnificación al mundo del empleo: home office, trabajo híbrido (presencial/a distancia), reducción de jornada de trabajo sin disminución salarial como la expresión misma de una Justicia Social Tecnológica (ganar-ganar para ambos), y, desde luego, la solidaridad de pleno en la protesta con nuestros compañeros de otros sectores no involucrados en el reclamo a la hora de manifestarnos en la calle o de ir al Paro.

Esta solidaridad será para algunas minorías ultra ideologizadas terminar de entender el concepto de respeto, empatía y representación digna en la defensa del legítimo derecho, y que la lucha no es de pobres contra pobres sino contra la inflación que desactualiza salarios, contra el desempleo, contra la pobreza y la falta de posibilidades. El Senado de la Nación, que se abocará a la continuidad del tratamiento del proyecto con media sanción, deberá responsablemente tomar a los 180 días de clases, a los salarios dignos y a las escuelas en condiciones como un todo. Sólo así podrán sin eufemismos hacer realidad la Educación como servicio esencial.