Fueron 360 días de angustia. Fueron 38 fechas de más sufrimiento que alegría. Fue una mezcla de sensaciones, por estar en un lugar al que no pertenecía. Fue extraño. Pero principalmente, fue una realidad. River vivió el peor año de su historia que lo tuvo en la B Nacional, añorando la vuelta a Primera División. Y, finalmente, ese día llegó. En el Monumental, tuvo un segundo tiempo brillante y superó a 2-0 a Almirante Brown para consagrarse campeón, abrochar el ascenso y dejar atrás una temporada para el olvido, pero que a la vez no debe olvidarse para no repetirse…Como a lo largo de todo el torneo, los nervios y el murmullo que bajó desde las tribunas condicionaron al equipo de Matías Almeyda en largos ratos del partido. De hecho, la primera mitad se cerró con una mejor imagen de Almirante Brown y con los gritos de fondo de los pocos hinchas de la “Fragata” que llegaron hasta Núñez.Un derechazo sin convicción de Ponzio y un barullo en el área visitante que Trezeguet cerró con un remate al cuerpo del arquero Monasterio fue lo poco -y lo mejor- de River en los 45 minutos iniciales. Además, un cabezazo de Ortiz que pudo haber sido gol sin fuera por la intervención de Vega y el gol de Quilmes ante Guillermo Brown en Puerto Madryn ayudaron a que el Monumental sea sacudido por un mar de dudas.Pero rápido, en la segunda mitad, la historia iba a cambiar. Y Almeyda tuvo mucho que ver en eso. El “Pelado” metió a Lucas Ocampos por un intrascendente “Mestrico” González y sacó a Fernando Cavenaghi por Rogelio Funes Mori, quien enseguida justificó su ingreso. Apenas a los cuatro minutos del complemento, el “Melli” bajó un pelotazo largo para Trezeguet y el delantero franco-argentino soltó un zurdazo bárbaro que se coló junto al palo izquierdo de un inmóvil Monasterio. El detalle: Funes Mori estaba claramente adelantado y la jugada debía invalidarse, algo que poco le importó a las miles de almas que coparon el Monumental.No sólo el gol fue un bálsamo para River. Las derrotas de Instituto y Rosario Central que llegaban desde Córdoba y San Juan ya prácticamente le garantizaban el ascenso, por lo que la última media hora de partido fue una fiesta en las tribunas.Igual, espantando fantasmas que lo atemorizaron a lo largo de todo su paso por la B Nacional, River siguió con el pie en el acelerador y buscó liquidarlo cuanto antes. Pudo hacerlo Trezeguet con un penal cometido a Aguirre, pero como Cavenaghi ante Atlanta y el “Chori” Domínguez frente a Patronato, el delantero falló su tiro ante un Monasterio que adivinó bien sus intensiones.Sin embargo, el ex Juventus tendría revancha. Cuando sólo faltaban dos minutos y el ascenso ya era una realidad, Trezeguet tocó de derecha tras una habilitación de Funes Mori y selló la victoria, poniéndole fin a una pesadilla que ningún hincha de River quisiera volver a repetir.