Niebla, frío. Y recuerdo. Combinados, son tres ingredientes que te arruinan un domingo, un día pensado para celebrar, para festejar. Pero no. El Torneo Inicial no comenzó bien para River. En el Monumental afiebrado por sus hinchas, no hizo pie y cayó nada más y nada menos que frente a Belgrano, el mismo equipo que en la temporada pasada lo mandó desde la Promoción a la B Nacional. Justo el Pirata. Y encima con ese final eléctrico, con el penal de Funes Mori (el delantero) y la pelota de viaje hacia la tribuna. Otra B. Increíble, pero real: River perdió 1-2 contra ese nuevo enemigo de la historia del fútbol, frente a ese fantasma de camiseta celeste.
River abusó de las bandas. En cada ataque, faltaba un jugador que pusiera el freno, y todos se encargaban de ir para adelante sin ninguna idea colectiva. A los 35 minutos llegó a una triste marca: no había pateado al arco. Hasta que apareció Funes Mori y, en una guapeada, reventó la pelota contra el palo tras un pase geométrico de Trezeguet. Parecía que la ráfaga de buen fútbol estaba cerca. Parecía. Carranza se escapó por derecha, lanzó el centro y, luego de una pésima salida de Vega, Melano quebró el cero. La bronca atravesó la columna vertebral del Monumental.
Ya en el segundo tiempo, con la esperanza de poder dar vuelta el resultado, Carranza volvió y se metió entre la defensa de River para definir ante la salida de Vega con mucha clase: 2-0. Otra B, viejo.
Almeyda, desorientado, tiró el manotazo y modificó el esquema: Rojas por Vella y Aguirre por Cirigliano. Nada sirvió. Y Lanzini encontró el descuento de tiro libre, tras un desvío. Dos a uno en contra. Y River se ilusionó. Quedaban apenas cinco minutos. Olave y Aguirre chocaron en el aire y el árbitro Delfino pitó penal. Dudoso.A Funes Mori no le importó la bronca cordobesa: tomó la pelota, sintió que tenía la chance gritar el empate. Pero no lo capitalizó: la tiró por encima del travesaño. Luego llegó el minuto del escándalo, la teatralización del enojo de Olave, que se fue de la cancha porque el juez le sacó la roja…Con seis minutos marcados de recupero, River intentó ir con todo (a los tumbos, sin paciencia, sin gente capacitada para tener la pelota) en busca de la igualdad. Pero el esfuerzo fue en vano, Belgrano volvió a amargarlo, esta vez en su vuelta a la máxima categoría del fútbol argentino. Una dura derrota que le dejó a Almeyda mucho trabajo. Y ecos de enojos. O dudas. Otra B.