Como en París, pero en Buenos Aires. Baguette, ficelle (como una baguette, pero más finita), la broche, la flauta y el pain rond (pan redondo), entre otros, son los emblemáticos panes de la famosa pastelería francesa. De a poco, en varios lugares de la Ciudad comenzaron a aparecer estas creaciones que sorprenden a los porteños.
Que los franceses son expertos en pastelería nadie lo duda. Uno de los secretos profesionales es que sus productos no agregan aditivos al pan y no utilizan ningún proceso de congelación para conservarlo. “Somos la única panadería francesa con horno a leña y trabajando sobre fermentación natural. El pan en Argentina bajó mucho su calidad, es muy industrial y los clientes de L’ épi saben que están llevando un pan muy sano, que se hace en forma artesanal y con las mejores materias primas”, describió Olivier Hanocq de L’ épi, en Roseti 1769. El pan de campo, de centeno, de nuez y pasas de uva, baguettes, además de panes con chocolate y croissants, imperdibles.
Mientras que Franck Dauffouis es una de las panaderías más tradicionales con su local de Ambrosetti 901, en Parque Centenario. Allí se pueden encontrar diferentes tipos de panes hasta la pastelería clásica francesa con la milhojas de crema pastelera, bombas de chocolate, dulce de leche con crema chantilly, tarteletas de frutas del bosque o magdalenas de vainilla o canela. Otro lugar porteño en donde abundan las exquisiteces francesas es Le Ble, en Chacarita: “Sabíamos que a la gente le iba a encantar ver que todo fuera fresco, que pudieran oler el pan recién hecho, las croissants y el café recién molido”, cuenta Paul Petrelli, dueño del local.