El Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) extendió hasta mediados de febrero el ciclo de exposiciones de verano. Y entre ellas -en la sala 12- se encuentran “Retratos y autorretratos + retratos” sobre la obra de Anatole Saderman. Llegado de Rusia a principios de la década del 30, se convirtió en un referente de la fotografía y estableció un estrecho vínculo con nuestros más grandes artistas. Iniciaba su decálogo con estas dos normas: 1) Lo más difícil en el oficio del retratista es perderle el miedo al asunto. 2) Pero a lo mejor no es miedo, sino emoción. Esta, mejor, no la pierdas nunca; un retrato, sin emoción, no es un retrato, es una foto: una en un millón.” Entre los cuarenta retratos de la muestra sobresalen el de Luis Falcini, el de Yuyo Noé, el de Ricardo Carpani, el de Rómulo Macció, y el de la risa contagiosa de Antonio Pujía. Allí está la mirada de Saderman.