Jorge Mario Bergoglio inició hoy en el Vaticano su ministerio petrino como Francisco, el primer papa argentino de la historia de la Iglesia, en el marco de una ceremonia cargada de simbolismos en la que renovó su compromiso de querer trabajar especialmente por los más pobres. "Custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos. He aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados", aseveró.
En la homilía en italiano, el Papa también pidió a los líderes políticos y económicos que hagan lo mismo, cuidando toda la creación de Dios y no dejando que "los signos de destrucción" dirijan el mundo, al recordarles que "el verdadero poder es el servicio". A la celebración eucarística en plaza San Pedro asistieron jefes de Estado, entre ellos la presidenta Cristina Fernández, cientos de miles de peregrinos y hasta un cartonero de Buenos Aires al que el pontífice pidió en forma especial que viajara a Roma.
En Buenos Aires, el ritual fue seguido por miles de personas que participaron de la vigilia de oración en Plaza de Mayo, a través de pantallas gigantes de televisión instaladas frente a la Catedral metropolitana. Cada imagen del pontífice que aparecía era motivo para el aplauso y para el grito de "Viva el Papa". Más temprano, el Papa enmudeció a los jóvenes reunidos en la histórica plaza porteña con una comunicación telefónica en la que volvió a pedir que recen por él. Antes de la ceremonia del inicio del pontificado, Francisco recorrió la plaza San Pedro a bordo de un jeep blanco y saludó a los peregrinos. Volvió a salirse del protocolo, al bajarse del vehículo para besar en la frente y bendecir a un hombre con discapacidad motriz.
El ritual de inicio del ministerio petrino comenzó a las 5.30 hora argentina (9.30 hora italiana), dentro de la basílica vaticana, donde Francisco rezó ante la tumba de San Pedro con diez patriarcas y otros arzobispos mayores de las iglesias orientales católicas. Luego, el cardenal protodiácono Jean Louis Tauran, el purpurado francés que el miércoles 13 de marzo anunció al mundo "Habemus papam", le colocó el palio papal, la estola de lana de oveja con cruces rojas que se pone sobre los hombros, lo identifica y representa al Buen Pastor. En tanto, el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, le entregó al papa el Anillo del Pescador, de plata bañado en oro, y no de oro puro como es tradición, que confeccionó el orfebre pontificio Enrico Manfrini.
El Papa encabezó después la procesión mientras se cantaba la Laudes Regiae (El Rey es Cristo) y se invocaba a los santos, hasta llegar a la plaza, donde presidió la misa. Al llegar al altar en la plaza San Pedro para la celebración eucarística, concelebrada por 180 representantes eclesiásticos, el pontífice recordó la "feliz coincidencia" de iniciar su ministerio petrino en la fiesta litúrgica de San José, patrono de la Iglesia. Tras la lectura de la Biblia en inglés y del evangelio en griego, Francisco pronunció la homilía en italiano, en la que renovó su compromiso de querer trabajar "especialmente" por "los más pobres" para "hacer brillar la estrella de la esperanza". Al final de la misa, y una vez que se despojó de las vestiduras litúrgicas, Francisco se dirigió al altar central de la basílica para saludar a los jefes de las delegaciones oficiales de más de 130 países, que desfilaron ante él. Bergoglio fue elegido Papa el 13 de marzo en la quinta votación del cónclave que se realizó en la Capilla Sixtina, a raíz de la renuncia al pontificado de Benedicto XVI por "falta de fuerzas". Fuentes vaticanas dejaron trascender que el cardenal argentino obtuvo más de 90 votos, después de que el cardenal italiano Angelo Scola le cedió los sufragios para destrabar el escrutinio. Se trata del primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que reúne a 1.200 millones de fieles en todo el mundo.