Un cachetazo devolvió a River a la realidad. Durante todo el torneo la confianza fue el motor que movilizó sus deseos. Así se explica que Ramón Díaz haya decidido repetir el equipo que venía de vencer al Rojo. Así se entiende también que el DT haya apoyado a algunos futbolistas que no pasan por su mejor momento. Claro: ante la falta de regularidad, la confianza era uno de los argumentos del equipo de Núñez. Resultó demasiado poco en su excursión al Sur, donde Lanús bailó, goleó y bajó al Millo de la pelea.
Fue un final deslucido. El Lobo Ledesma, el más regular del mediocampo, debió salir temprano. Leo Ponzio no es el mismo desde la lesión que amenazó con sacarlo del Superclásico. Mercado, voluntarioso, no aporta salida. Funes Mori carga con una maldición. Y, encima, la defensa tuvo su peor rendimiento. Demasiados agujeros dejó River en la cancha. Lanús supo aprovecharlos. Tal vez porque ambos conocían el resultado de Newell’s, el Granate y el Millonario no se tomaron tiempo para estudiarse. A los 4 minutos, Pochi Chávez, en offside, abrió el marcador. Un zurdazo de Vangioni mantuvo las ilusiones de River hasta los 11 minutos. Porque Pizarro, Ayala (tras un jugadón de Diego González) e Ismael Blanco (por duplicado) le pusieron música al baile. El gol del Chino Luna sirvió de decorado. Aquel 3-0 a Rafaela en el Monumental, cuando todos parecían caerse, había sembrado esperanza. Pero River, que nunca tuvo muchas razones para la ilusión, chocó con el paredón en Lanús, que este miércoles a las 14 intentará seguir con chances. ¿Cómo terminará?