“Nunca en mi vida fui a la cancha y va a ser muy difícil que alguna vez vaya. Aunque reconozco que durante este último tiempo, en la televisión cambié las series por goles”. Juan José Campanella, con una felicidad que resulta imposible de ocultar, aunque él diga que “en el cine no existe la felicidad, sino solo el alivio”, se refirió a su desconocimiento futbolístico en la presentación ante la prensa de su último film, “Metegol”, que el próximo jueves verá la luz luego de más de cinco años de trabajo. “Este proyecto comenzó en el año 2006, incluso antes que ‘El secreto de sus ojos’”, sostuvo.
Para captar ese folclore del fútbol, algo maravillosamente expuesto en la película, el realizador no tuvo mejor idea que contactar a Eduardo Sacheri, un hombre 100% futbolero. “Me llamaron porque estos tres (en referencia a Campanella, Gastón Gorali y Axel Kuschevatzky, los otros guionistas) no tienen ni idea de fútbol. Pero como son buena gente se dieron cuenta y se comunicaron conmigo”, sostuvo Sacheri, quien en la conferencia vivió un incómodo momento cuando un “periodista” lo cargó -sin humor alguno- por el descenso de su amado equipo, Independiente. “Hay gente que no entiende absolutamente nada de los códigos del fútbol”, se limitó a contestarle el escritor, que luego siguió con lo suyo y explicó que la trama de la película tiene poco que ver con “Memorias de un wing derecho”, el cuento de Roberto Fontanarrosa. Del breve e ingenioso relato del rosarino solo queda la idea original, la de los jugadores de metegol que cobran vida. A partir de ahí, los guionistas crearon un mundo imaginario compuesto por varios personajes típicos del mundo del fútbol: el manager, el crack humilde, el jugador que habla en tercera persona, el férreo defensor y un súper egocéntrico villano (Grosso, a quien Diego Ramos le prestó su voz). El malvado es una copia fiel del portugués Cristiano Ronaldo y Sacheri así lo reconoce: “Grosso reúne todo lo que más aborrezco del fútbol. Es alguien súper pedante y soberbio, alguien que solo busca sobresalir por sobre el resto y le presta mucha atención a su apariencia”. “Es igual a Ronaldo”, asiente Kuschevatzky. Campanella se mostró muy orgulloso del equipo de trabajo, al punto que no descarta repetirlo para una secuela, que dependerá del éxito de la primera. Exito que deberá expandirse más allá de la Argentina. “El costo de la película es de 21 millones de dólares. Aunque vaya a verl