El papa Francisco encabezó hoy una multitudinaria misa en el santuario de la Virgen de Aparecida, patrona de Brasil, donde instó a ayudar a los jóvenes a construir un mundo "más justo, solidario y fraterno". El Sumo Pontífice puso bajo el amparo de la Virgen negra, patrona de los brasileños, "la vida del pueblo latinoamericano" y el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que hasta el domingo se realiza en Río de Janeiro con la participación de 2 millones de jóvenes. En el marco imponente del templo mariano, el Papa instó a pastores, padres y educadores a transmitir a los jóvenes valores que "los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno" y para lograrlo, propuso "tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría".
El pontífice recordó que estuvo aquí en 2007 en el marco de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, cuando siendo todavía cardenal presidió la comisión de redacción del documento final proponiendo un "evangelio social", y consideró que aquella reunión continental fue "un gran momento de la Iglesia". Asimismo, destacó que en este santuario "pudo constatar personalmente cómo los obispos se sentían alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen". "En efecto, puede decirse que el Documento de Aparecida nació precisamente de esta urdimbre entre el trabajo de los pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María", aseveró.
El Papa instó también a los miles de peregrinos presentes dentro y fuera del santuario, donde permanecieron pese a la intensa lluvia, a "no perder nunca la esperanza" pese a las dificultades y advirtió que "el dragón, el mal, existe en la historia, pero no es el más fuerte". Y subrayó: "El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza". "Seamos luces de esperanza, tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y la sociedad", insistió. Antes de la celebración eucarística, el papa Francisco se dirigió a la capilla de los Doce Apóstoles, donde se resguarda la imagen original de Nuestra Señora de Aparecida encontrada en 1717 por pescadores, y rezó por varios minutos en silencio ante ella. Tras ingresar al templo, el arzobispo local y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil, cardenal Raymundo Damasceno Assis, le dio la bienvenida y le obsequió una imagen réplica de la Virgen negra. Tras la misa el Papa se dirigirá en papamóvil hasta el Seminario Bom Jesús, donde almorzará con un grupo de monjas de clausura, sacerdotes y obispos, para luego emprender viaje a Río, donde espera llegar alrededor de las 16.30 para visitar el hospital Francisco de Asís de la Providencia, donde inaugurará una sala donde son atendidos.