La intención es clara: “que no ocurra lo mismo que con la línea B”. El Gobierno porteño tiene listas las aperturas de las nuevas estaciones del subte A (San José de Flores y San Pedrito), pero se reunirá antes con los metrodelegados para que no estalle un conflicto similar al de hace unos días, que tuvo como focos el cronograma laboral que deben cumplir los maquinistas por las extensiones inauguradas y las condiciones en que se encuentran las paradas. Así las cosas, desde SBASE confían en llegar rápido a un acuerdo para poder abrir las estaciones esperadas por los vecinos de Flores desde hace muchos años. Las conversaciones entre las partes ya comenzaron -de forma informal- y el paso siguiente será la convocatoria de la subsecretaría de Trabajo porteña para firmar un acuerdo.
“Para no perjudicar a los más de 35 mil vecinos que esperan las estaciones, es necesario lograr un acuerdo previo”, admitieron desde la empresa de la Ciudad, que en un principio tenía previsto hacer la presentación a mediados de agosto. Al menos uno de los puntos de la discordia que se suscitó en la línea B no estará presente en estas negociaciones. “Las condiciones edilicias de la línea A no son las mismas. Están en buen estado porque Flores es un barrio que, a diferencia de Villa Urquiza y toda esa zona de la Ciudad, no se inunda seguido, por lo que no hay filtraciones”, le reconoció a La Razón el secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (Agtsyp), Roberto Pianelli. Sin embargo, puso el foco en la cantidad de trenes que deberán incluirse en la traza y en el horario de trabajo de los empleados. Sobre las formaciones, SBASE ya anunció que se agregarán dos que fueron remodeladas (de cinco vagones cada una) y que la traza quedará con 18 coches. Los gremialistas dicen que para poder hacer frente a la masa de gente que se sumará se precisan 22. “Si esto no ocurre así, la frecuencia se verá disminuida y se repetirán escenas de pasajeros enojados con los maquinistas. Ahora, hay menos trenes que cuando estaban los de madera”, ejemplificó Pianelli. A principios de año, las autoridades porteñas habían reemplazado los históricos coches de madera, que tenían cerca de 100 años, por otros que Nación compró a China, con mejores prestaciones como cámaras de seguridad y aire acondicionado.
La Ciudad repite que el principal tema a resolver será el mismo que trabó las negociaciones por el subte B -se precisaron siete reuniones para arribar a un pacto provisorio-, pero confían en solucionarlo. En la actualidad, en la línea que une Plaza de Mayo y Carabobo los maquinistas realizan cinco vueltas. Según explican los metrodelegados, no será posible seguir el mismo esquema de trabajo porque, además, se modificarán los tiempos de descanso de los motorman. Por este conflicto se negaron durante 20 días a manejar las formaciones hasta las nuevas estaciones de la línea B, Echeverría y Juan Manuel de Rosas, en Villa Urquiza. Denunciaban que no estaban en condiciones de ser abiertas por filtraciones y otras cuestiones, algo que la Justicia porteña desestimó.