Generan un foco de infección y mal olor, desvalorizan el barrio e incomodan a los vecinos y automovilistas. Por todo esto, el Gobierno porteño apuntó contra los autos abandonados en la vía pública y ya acarreó casi 700 vehículos entre enero y julio. En todo el 2012 se habían removido 1.230 coches. Según cifras de la Subsecretaría de Transporte porteña, en los primeros siete meses del año fueron inspeccionados 2.751 autos a partir de las denuncias vecinales, de los cuales 689 fueron acarreados y unos 545 terminaron siendo compactados. Este es el destino final para los autos que son levantados de las calles de la Ciudad y no son reclamados en la Dirección General de Seguridad Vial (DGSV) por sus dueños. En promedio, sólo uno de cada diez autos removidos son devueltos posteriormente a su titular.
Los operativos que llevan adelante los agentes de la DGSV continuarán por tiempo indefinido. Resulta que todavía hay 2.000 vehículos denunciados que deberán ser inspeccionados. Los barrios que más se quejan son Palermo, Colegiales, Villa Crespo, Chacarita y Caballito, en tanto que la mayor cantidad de chatarras se levanta en la zona sur de la Ciudad: Barracas, La Boca, Parque Patricios y Villa Riachuelo. Para que un auto sea considerado abandonado no es necesario que esté destruido, quemado o lleno de basura; sólo debe pasar más de 48 horas estacionado en un mismo lugar, según el Código de Tránsito de la Ciudad. Pero llegar a la instancia de acarreo no es tan sencillo. Primero los inspectores verifican el coche en cuestión. Luego notifican al titular o responsable colocando un sticker en el parabrisas. Si el auto no es retirado en diez días hábiles, el vehículo será levantado y llevado a las playas que tiene la Ciudad, en donde permanece por otros 15 días hábiles. Una vez que el vehículo se traslada al depósito y vencen los plazos sin que su titular lo haya retirado, entonces se procede a descontaminar, desguazar y compactar. Lo recaudado de la chatarra es destinado a la Fundación Garrahan.