Se trataba de un día histórico. Más allá de quién resultara ganador, se festejaría la democracia. No era para menos. Tras 35 años de mandato de Grondona, uno de interinato de Segura y 24 almanaques después de la última elección entre dos candidatos (Don Julio se impuso por 40-1 contra Nitti en 1991), habría votación: Segura vs. Tinelli. Fue una jornada memorable, pero no exactamente por un objetivo consumado. Por el contrario, será recordado como uno de los papelones más grandes de la Asociación del Fútbol Argentino, que por cierto ya protagonizó bastantes. Por un error en el recuento, la elección finalizó 38-38. Sí, hubo 75 asambleístas y 76 votos. El proceso debía repetirse. Sin embargo, como dos dirigentes se retiraron demasiado temprano del predio de Ezeiza, se decidió pasar a un cuarto intermedio. Y dada la paridad del resultado, Segura deslizó la chance de consensuar con Tinelli y formar una única lista. ¿Alguien pensaba que un acto de la AFA podía llegar a término con una definición razonable e indiscutible? Aquí, la crónica de un escándalo anunciado.
Un rato antes de que comenzara la Asamblea Extraordinaria, el candidato opositor inspeccionó los dos cuartos oscuros. Había olor a sospecha. Posteriormente, la atención se concentró en los ausentes: José Gómez (Patronato de Paraná) y Morellatto (Instituto de Córdoba), los dos remolones que causaron la primera demora. Luego de cumplir con un par de formalidades, llegó una segunda insólita tardanza. Grecco (Atlanta) se paró y denunció que Lozano (Excursionistas) no estaba en condiciones de votar, dado que había renunciado. Acto seguido, el acusado se levantó, un metro adelante suyo, y lo desmintió. Mientras tanto, desde el Bajo Belgrano avisaban que Lozano había presentado su dimisión, pero que la Comisión Directiva no la había aceptado. Fin del blooper. Ahora sí, una hora y diez minutos después de lo previsto, todo listo: dos cuartos oscuros, boletas impresas de ambos candidatos y una urna, la misma que se utilizó en 1979, cuando comenzó la era Grondona.
Cuarenta minutos más tarde, el último de los electores cumplió con su labor. Aplauso cerrado. Nadie preveía lo que iba a pasar. Pero se insiste, ¿alguien podía imaginar que la definición de un organismo sumamente desprolijo y sospechado terminaría sin nada que objetar? Tan difícil como haber adivinado por qué eso no se concretaría. A pesar de la presencia de tres miembros de la Inspección General de Justicia y tres de la Comisión Escrutadora, se filtró un voto doble. Sí, “dos boletas pegadas” (de un mismo candidato) fue la explicación para un bochorno inexplicable. Así, el recuento dio un 38-38 imposible. Lo que quedó claro es que las cuentas previas de Segura y Tinelli, que avizoraban un triunfo cómodo, habían fallado. El resultado final era de 38-37 o, si se hubiera impugnado el sufragio erróneo, 38-36. Aunque nunca se confirmó, se estimó que la victoria le correspondía al oficialismo.
A partir de allí, una sucesión de criterios desencontrados. Angelici solicitó volver a votar, pero esta vez a “mano alzada”. En la otra vereda, Leito (Atlético Tucumán) pidió que se “respete el estatuto”, es decir, que el sufragio sea secreto. Y Brito, al advertir que algunos asambleístas ya no estaban, exigió que se postergue la elección. Antes de dirimir el camino a tomar, Silva (secretario general de AFA), a pedido de la IGJ, tomó lista a fin de verificar las ausencias. De esta manera, cada dirigente se fue parando y gritando “presente”, como en la escuela. ¿Conclusión? Koropeski (Crucero del Norte) y Lozano (Excursionistas), ausentes.
Entonces, Segura tomó la voz cantante: “Nos encontramos ante una situación insólita. Prácticamente es un empate. Nos ajustaremos a lo que indica el estatuto, y analizaremos cómo seguir adelante. La fortuna o la desgracia de haber cometido un error nos indica que hay que analizar la posibilidad de una lista en común. Si esto no se lograse, llamaremos de nuevo a elecciones. Este hecho me consterna y me avergüenza. Creemos que esta es la mejor salida en este momento”. En tanto, Tinelli opinó: “Tenemos que darnos cuenta de que ni un lado ni otro se encontró con la cantidad de votos que pensaba. Me parece que está bueno tomarnos este cuarto intermedio y que las dos partes se puedan juntar a charlar mañana (por hoy). De mi parte no está planteado eso (una lista única). Es muy prematuro”.
El futuro es incierto y las especulaciones, múltiples. El rumor de que un tercer dirigente se asome como el candidato del consenso, empezó a tomar fuerza apenas concluyó el bochorno. En ese caso, Armando Pérez (Belgrano) sería el apuntado y el supuesto preferido del presidente electo Mauricio Macri. De no ser así, habría que diagramar una nueva cita, con la dificultad de que, por ejemplo, Boca y Argentinos podrían cambiar de cúpula por las próximas elecciones.
Si en algún rincón quedaba una dosis de seriedad, se extinguió ayer en Ezeiza. Pero seguramente, observando desde donde quiera que esté, Don Julio, el fundador de este modelo, sonreirá. Y aspirando el humo de un habano, sentenciará: “todo pasa”.