Finalizo el 2016. Es quizás, momento para dejar algunas reflexiones sobre su transcurso, y lo que puede esperarse para el año 2017.El 2016 trajo un Gobierno con impronta distinta del que permaneció por más de una década. Con franqueza, en lo que hace al escenario del problema de la violencia en el fútbol, las cosas no se han modificado sustancialmente, si bien pueden hacerse algunos distingos.En lo que respecta al Ministerio de Seguridad de la Nación, se formó un grupo de trabajo honesto en la hoy Dirección Nacional de Seguridad en el Fútbol, con ganas y empeño para mejorar las cosas. Se amalgamaron agentes antiguos con algunos que se incorporaron y, a partir de allí se conformó el programa que se dio en llamar “Tribuna Segura”, como mecanismo para monitorear el ingreso a los estadios de fútbol. El sistema se extendió, a pedido, a algunas provincias.
Como déficit tenemos que señalar que ocurrieron algunos hechos graves en torno a la violencia, que no tuvieron la respuesta y el apoyo institucional que debieron tener de las máximas autoridades. Uno de esos casos fue el ocurrido en el estadio de Boca Juniors, cuando se permitió policialmente la fuga del llamado Mey Oetinger, imputado por secuestro extorsivo.Tampoco se verificó un apoyo activo y manifiesto por parte del Estado hacia aquellos dirigentes deportivos que tuvieron problemas con las barras bravas en sus respectivos clubes (Douglas Haig, Almagro, Newell’s) y que desembocaron incluso en algunos casos, en la renuncia de esos dirigentes a sus cargos (Temperley). Si se pregona que se tomó la decisión política de terminar con la violencia, los hechos deben acompañar la proclama, algo que no ha sucedido aún.
En la provincia de Buenos Aires, se ha intentado desde la Aprevide, alguna modificación sobre corruptelas existentes, por ejemplo, las vinculadas a la contratación de policías que no concurren a los estadios y se paga por servicios no brindados. Algunas provincias han realizado esfuerzos considerables, como Córdoba y Santa Fé. Es preciso que se profundicen los cambios y no queden a mitad de camino las reformas.Hemos sostenido siempre desde SAF, que el público visitante es parte del espectáculo futbolístico y tiene que estar en las canchas. También repetimos una vez más, que no es posible la vuelta (por la actual prohibición) sin mínimas pautas consensuadas entre la AFA, los dirigentes del fútbol, las autoridades políticas, las Policías, Fiscalías y, además, muy especialmente, los simpatizantes. Esto último a través de campañas de prevención y concientización. Sabido es, que aquí nos encontramos con una trama cultural y todo lo que ello significa, que debe ser analizada en profundidad para lograr mejoras sustanciales y perdurables en el tiempo.
Si bien la vuelta del público visitante era una promesa de campaña del Gobierno actual, lo cierto es que tras un año de gestión las diferentes agencias estatales involucradas en el control y prevención de la violencia en el fútbol fueron incapaces de idear herramientas para hacer efectivo el regreso de los visitantes. La gestión de la seguridad en los estadios sigue en mayor o menor medida por los mismos carriles que en épocas pasadas, que reproducen semana tras semana la paradoja de implementar crecientes operativos aún con una sola parcialidad en el estadio.
En otro orden, es necesario que, finalmente, se lleven a cabo las elecciones en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA. Sin fraudes. Que gane el que reúna la mayor cantidad de votos reales y legales, para que ese Presidente tenga la legitimidad y la representatividad necesaria para gobernar una entidad que en el último año fue, además de caótica, objeto de un interés político muy cercano y peligroso por parte del Gobierno Nacional.En cuanto al final del Programa Fútbol para Todos, más allá de si se está o no de acuerdo, es preciso que la desvinculación que decidió el Gobierno Nacional, esté acompañada de todas las garantías para que la AFA y los clubes no queden desguarnecidos u obligados a arreglar contratos leoninos y desventajosos con cadenas mediáticas (televisación, etc.) que pretenden contar con los derechos de emisión de los partidos de fútbol.
Hemos destacado en otra ocasión que la muerte de Julio Grondona, mandamás de la AFA y el fútbol por más de tres décadas, debe provocar el saneamiento y la transparencia de la entidad, sus dirigentes, y modos de gerenciar clubes y AFA. De momento, sólo se observan pequeñas islas en el inmenso mar de corrupción, suciedad, malas políticas, conveniencias y falta de altruismo para y con los clubes de fútbol y sus socios. La pretendida llegada de las sociedades anónimas al fútbol es un peligro latente que –desde nuestra posición- debe evitarse por sus nefastas consecuencias. No debemos olvidar nunca que las soluciones importadas no son soluciones sino nuevos problemas a futuro.
Una vez más, repetimos como otros años, que es relevante que cada uno aporte su grano de arena. Se necesita de cada uno de nosotros para mejorar el sistema, cuando el Estado, globalmente tratado, no brinda las respuestas adecuadas, más allá de algunos atisbos aislados. La presencia y la exigencia ciudadana en el marco de una república democrática, es fundamental. También, en la Argentina del Fútbol, pasión de multitudes.Desde SAF (Asociación Civil Salvemos al Fútbol) deseamos a todos que el 2017 sea más llevadero para poder ir a un estadio, para lograr un fútbol no contaminado por la violencia y la corrupción.