Este año se cumplen 31 años del peor atentado antisemita en la historia de América Latina. El atentado contra la AMIA no fue un hecho aislado.Hoy 31 años del peor atentado antisemita en la historia de América Latina: el ataque terrorista contra la sede de la AMIA, la mutual judía de Buenos Aires. A las 9:53 de la mañana de aquel lunes de invierno de 1994, una camioneta bomba explotó frente al edificio de la calle Pasteur 633, en el barrio de Once, dejando un saldo trágico de 85 muertos y más de 300 heridos. Más de tres décadas después, la herida sigue abierta y la justicia continúa en deuda.
En este aniversario la comunidad judía argentina la más numerosa de América Latina y una de las más influyentes del mundo en un momento de renovada visibilidad, acompañada por señales claras desde el gobierno nacional. El presidente Javier Milei ha manifestado desde su asunción un fuerte compromiso con la comunidad judía, y ha reiterado su intención de utilizar todos los recursos del Estado argentino para avanzar en la identificación, enjuiciamiento y condena de los responsables del atentado de 1994.
Entre las medidas que impulsa su administración se encuentra la implementación del juicio en ausencia, una herramienta legal que permitiría juzgar a los acusados iraníes sin su presencia física, dado que Teherán se ha negado sistemáticamente a extraditarlos. Se cumplen 31 años del peor atentado antisemita en la historia de América Latina: el ataque terrorista contra la sede de la AMIA, la mutual judía de Buenos Aires.
A las 9:53 de la mañana de aquel lunes de invierno de 1994, una camioneta bomba explotó frente al edificio de la calle Pasteur 633, en el barrio de Once, dejando un saldo trágico de 85 muertos y más de 300 heridos. Más de tres décadas después, la herida sigue abierta y la justicia continúa en deuda. El atentado contra la AMIA no fue un hecho aislado. Dos años antes, en 1992, la embajada de Israel en Buenos Aires había sido blanco de otro ataque con explosivos, también atribuido a Hezbollah, el brazo armado de Irán.
Ambos atentados, perpetrados en el corazón de la Argentina democrática, dejaron al descubierto una red de terrorismo internacional operando con impunidad en Sudamérica, y una estructura estatal incapaz o en ocasiones, reacia a desentrañar las responsabilidades y llevar a juicio a los culpables. Este aniversario encuentra a la comunidad judía argentina la más numerosa de América Latina y una de las más influyentes del mundo— en un momento de renovada visibilidad, acompañada por señales claras desde el gobierno nacional.