Circular en auto por la Ciudad es parecido a subirse al samba. Es difícil esquivar los baches, porque los pozos se multiplican a diario. No hay amortiguador que aguante. Viajar en colectivo no cambia mucho el panorama y si se va caminando, los tobillos piden piedad a las dos cuadras. Sobre todo las mujeres con tacos y plataformas. El plan “bache cero” del Gobierno porteño -uno de los caballitos de batalla de la actual gestión en las elecciones de 2007- perdió vigencia y ahora buscan reflotarlo. La intención de la administración macrista, a través del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, es tapar más de tres mil baches por mes. Esto implica duplicar los trabajos mensuales, en los que se reparan, en promedio, unos 1.200 pozos. Por eso, unas quince cuadrillas trabajan a diario para mejorar la situación.
A principios de octubre, se lanzó un plan para repavimentar 600 cuadras y mantener otras 500 en las 15 comunas porteñas. Se calcula que por mes hay unos cuatro mil baches permanentes. Pero en los últimos meses, como consecuencia de los fuertes temporales, la cifra es bastante mayor. Sucede que por las fuertes lluvias y las inundaciones se deteriora el pavimento más de lo normal y además las cuadrillas de la Ciudad no pueden trabajar. Otro problema son las aperturas que realizan las empresas de servicios que realizan cierres provisorios y la mayor parte de las veces se forman pozos. Son alrededor de mil por mes.