El domingo se presentó en el Luna Park Chuck Berry, considerado el padre del rock&roll. El tema es que a los 86 años, no es ni la sombra de lo que fue. Entre tantas críticas de la que fue merecedor el show, la revista Rolling Stone no tuvo piedad: “No fue un show mediocre, malo, pésimo ni calamitoso. No tuvo errores: fue un error. No fue la esperable pieza de museo en movimiento a la que el rock, mal que mal, ya nos tiene acostumbrados. No fue un viejito ajado haciendo de las suyas. Fue otra cosa. Fue, más bien, un acto siniestro”. Mientras la banda tocaba un tema, Chuck tocaba otro. “Parecía un adolescente en sus primeras lecciones de guitarra”, desafinando lo que estaba afinado, “completamente fuera de tono y tempo”.
Una hora y media después de comenzado “el despropósito”, Berry fue bajado del escenario por dos señores, medio a la fuerza. “Lo de anoche fue repugnante -escribió la Rolling-, no por Chuck, sino por su mezquino entorno que lo manipula y explota”.