Si fueras un libro, ¿cuál sería tu título? ¿Qué historia contarías? ¿Cuántas páginas tendrías? Fanny de Chaillé es la artista francesa que dio impulso a esta idea: la de crear bibliotecas vivas. Como si los libros fueran personas o las personas fueran libros. Al fin y al cabo, todos tienen alguna historia para contar. Así es el proyecto “La Biblioteca” que se presenta desde ayer y hasta el domingo en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), organizado por el Ministerio de Cultura porteño. El espectáculo no transcurre en una sala de teatro que recrea una biblioteca, sino que se gesta en una biblioteca pública de Buenos Aires. Con sus mesas, sus estantes, sus libros, sus bibliotecarios, sus ficheros y su burocracia. En este caso, la biblioteca será la de Martín del Barco Centenera (hoy en Venezuela 1538) y la Martín Antonio Devoto (mañana y el domingo en Bahía Blanca 4025). Allí, doce personas (o mejor dicho, doce ‘libros’) contarán su historia en un lapso de quince minutos. Cada una tendrá puesta una remera con el título de su obra y con su nombre. “Se trata de una biblioteca, sólo que en lugar de libros, van a consultar a personas que les van a contar una historia fabricada a partir de su experiencia personal”, cuenta Fanny de Chaillé, creadora de esta iniciativa. Los que quieran ir deberán inscribirse en www.buenos aires.gob.ar/festivales.
Estos narradores son “voluntarios” que se anotaron hace meses para participar del proyecto: no son actores profesionales, sino amateurs o vienen de diferentes disciplinas. Fanny vino a Buenos Aires por primera vez en agosto para encontrarse con los postulantes de su obra. No hizo casting sino que trabajó con los doce primeros que se anotaron, simplemente porque ella tiene en cuenta a todo el mundo. Es más, el aviso que convocaba a participar circuló por diferentes ámbitos justamente para captar perfiles diferentes. “Primero tengo una reunión colectiva en la que les cuento el proyecto y después tengo citas individuales en las que me cuentan sus historias. De ahí armamos un pequeño relato y trabajamos en la oralidad”, cuenta la francesa. Los temas van desde el amor hasta la discriminación, los problemas de pareja y hasta el tango. El proyecto empezó en 2010 en París cuando Fanny, como artista asociada al Teatro de la Cité internacional en París y con buen ojo, se dio cuenta de que los que iban al teatro no eran los estudiantes sino gente de afuera. Pensó cómo hacer para atrapar a esos alumnos que como tales se juntan en bibliotecas. Hizo circular un aviso: “Si fueras un libro, ¿cuál sería el título de esa obra?”. Así surgió la primera biblioteca. La de Buenos Aires es la novena experiencia desde que arrancó en Francia hace tres años. Se hizo en ciudades como Nueva York y, antes de pasar por los anaqueles porteños, estuvo en Chile: “Después de haber pasado por varias ‘bibliotecas’, me doy cuenta de que las personas tienen los mismos interrogantes, los mismos miedos: ‘¿Mi historia va a interesarle al otro?’”.