El Gobierno está analizando saldar la deuda de la ANSeS con un millón y medio de jubilados. En primera instancia, se trata de 350.000 beneficiarios que iniciaron juicios por los reclamos Badaro y Elliff, que siguen en trámite y no tienen sentencia. Luego, se extenderían la medida a más de un millón que están en la misma situación, pero que no se presentaron ante la Justicia. Según trascendidos, se les ofrecería un pago al contado, combinado o no con bonos, según los casos y montos; sumado algún descuento. Eso sí, a cambio, el jubilado debería retirar la demanda o desistir de iniciar un juicio. Además, hay unos 40.000 jubilados que tienen sentencia firme y que cobrarán de la partida asignada en el Presupuesto Nacional.
Parte de los fondos provendrían de la venta de los títulos públicos y también de acciones de empresas privadas que la ANSeS tiene en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y eventualmente de tomar deuda. El FGS tiene papeles por $700.000 millones, de los cuales el 70% son títulos públicos. Poco menos del 10% son acciones, cuya venta requiere una ley de Congreso.Desde la entidad, dicen que la propuesta estaría lista antes de junio y habrá un cronograma de prioridad, que tendrá encabezando la lista a los de mayor edad o bien a quienes tengan problemas de salud.
El proceso judicial
Las sentencias no se pagan del dinero de la caja de la ANSeS ni del FGS, sino de partidas especiales que se aprueban todos los años en el Presupuesto Nacional. Por ejemplo, para 2016, la partida es de $12.500 millones, lo que alcanzaría para el pago de 40.000 casos.
El fallo Badaro reconoció un ajuste del 88,6% en los haberes por el periodo enero 2002 a diciembre de 2006, cuando el Gobierno otorgó un aumento del 10 o 21% . Y en Elliff ordenó ajustar por el indice de salarios las remuneraciones que se toman como base del cálculo de las jubilaciones. Si bien la ANSeS viene apelando, llegada la instancia final (la mayoría de los juicios se apoyan en fallos de la Corte Suprema), el Estado termina siendo condenado al pago de la retroactividad más intereses, abultando la deuda. En tanto, con demoras de más de 10 años, algunos resultados llegan ya fallecido el jubilado y la deuda pasa al cónyuge y demás herederos.