Finalmente, pese a la resistencia de los trabajadores, cerraron los bingos porteños. Al cumplirse la medida ordenada por Lotería Nacional, las cinco salas, que trabajaban con sus contratos vencidos desde 2014, dejaron de funcionar y 450 empleados quedaron en la calle. Los locales tenían las concesiones vencidas hace dos años, pero continuaban abiertos a través de un medida judicial que quedó sin efecto el viernes pasado. Así, hoy, pasadas las 16, los jugadores abandonaron las salas. “No hay vuelta atrás, no hay lugar para más cautelares», le dijo a a Clarín el jefe de la sala Lavalle, Diego Sanz.
Durante los últimos días, a modo de reclamo para que les sean garantizados los $50 millones que se necesitan para cubrir las indemnizaciones, los trabajadores no pusieron en juego los pozos acumulados. Por ahora, los operadores de las salas no les dieron ninguna respuesta.
Las salas eran manejadas por un operado (la de Caballito) y una sociedad, las restantes cuatro (Flores, Lavalle, Congreso y Belgrano). Esta última maneja los bingos de Luján y Moreno y tiene una participación en el Casino de Mendoza. Distinto es el caso de los bingos de GBA, que se sostienen con las tragamonedas. Los de Capital nunca consiguieron ese negocio, pues está monopolizado por Cristóbal López y sus socios.Desde el sindicato de trabajadores de juegos de azar (ALEARA) anticiparon que iniciaron una demanda a las empresas y al Gobierno porteño para garantizar el pago de las indemnizaciones.