La solución definitiva para un problema histórico y el adiós a una postal odiosa: las inundaciones en la zona norte de la ciudad. El Gobierno porteño presentó las obras para la construcción de un segundo canal aliviador en la cuenca del arroyo Vega. La habilitación de este conducto podrá evitar que más de un 10% de los porteños vuelva a sufrir inundaciones en 1.700 manzanas de Agronomía, Villa Ortúzar, Parque Chas, Colegiales y Belgrano.
Se trata de un ducto 8,4 kilómetros que correrá debajo del eje que forman Salvador María del Carril y La Pampa, desde la calle Helguera hasta su desembocadura en el Río de la Plata, cerca de la discoteca Pachá. Esta obra permitirá duplicar la capacidad de descarga del actual aliviador, construido en los años 30 debajo de Blanco Encalada. En los últimos años, a ese conducto le hicieron varias mejoras, incluida una ampliación de la desembocadura que obligó a cortar temporalmente la avenida Lugones en 2013. Así se logró, por ejemplo. terminar con las típicas inundaciones de Cabildo y Blanco Encalada, que perjudicaban a muchos comerciantes. Pero el resto de la cuenca sigue expuesta en caso de tormentas fuertes.
La lógica es distinta a la usada para el Maldonado. En aquel caso, al ducto principal le agregaron dos ramales para multiplicar su capacidad de descarga. En este caso se hará un túnel paralelo.Las obras fueron presentadas por el vicejefe de Gobierno Diego Santilli: “Después de los aliviadores del Maldonado, esta obra es la más importante del Plan Hidráulico, porque va a favorecer a 315.000 vecinos”. En tanto, el ministro de Desarrollo Urbano, Franco Moccia, informó que “la construcción comenzará en agosto y durará dos años y ocho meses. Costará 135 millones de dólares que provienen de un préstamo del Banco Mundial”.
La construcción se realizará en dos partes. Desde la desembocadura hasta la altura de Parque Chas se realizará bajo La Pampa un túnel de 6 kilómetros y 5,3 metros de diámetro. Lo harán con el mismo sistema que se usó para el arroyo Maldonado: una tuneladora, que fabricará la empresa alemana Herrenknecht y llegará por barco dentro de un año. Antes, el Gobierno porteño deberá construir un enorme pozo en la desembocadura para bajar la máquina a 35 metros de profundidad, y que luego se usará como regulador del agua de las lluvias. La tuneladora cava y a la vez va armando el túnel de cemento, con una velocidad estimada de 15 metros por día.