En reconocimiento a su gran labor profesional y humanitaria, la AMIA reconoció ayer a Alejandro Roisentul, un médico argentino nacido en 1964 en Buenos Aires y responsable de la Unidad de Cirugía Maxilofacial del Ziv Medical Center, hospital ubicado en Safed, en el norte de Israel, a 40 kilómetros de la frontera con Siria. A este centro de salud ubicado en la periferia, han llegado en los últimos 5 años más de 1.500 heridos de la guerra civil de Siria. Todas las personas que llegan hasta allí reciben atención médica con la misma “dedicación, entrega y cariño” que cualquier paciente. No hay diferencias.
“Uno tiene que dar el ejemplo y pasar el legado a los hijos”, explica Roisentul quien dijo sentirse movilizado por el reconocimiento que está recibiendo por su tarea con los más desamparados. Hoy el médico será declarado Ciudadano Ilustre de la ciudad de Buenos Aires, y por su labor profesional con los heridos sirios, en el mes de octubre, recibirá un premio de la Asociación Americana de Cirugía Maxilofacial. Acompañado por su esposa Juliana y parte de su familia, Roisentul recibió una plaqueta que testimonió su visita por AMIA, donde fue recibido por el presidente Agustín Zbar; el director ejecutivo Daniel Pomerantz, e integrantes de la comisión directiva de la entidad.
“Roisentul es un ciudadano que por su trabajo, y sin esperar reconocimiento alguno, se convirtió en un héroe internacional”, aseguró Zbar al darle la bienvenida a la institución. “Para nosotros, es un honor, un orgullo y una alegría recibirlo en nuestra casa y poder destacar, en este encuentro, el gran aporte que está realizando en Israel”, agregó. Recibido de odontólogo en la Universidad de Buenos Aires en 1986, en 1990 Roisentul se unió al ejército israelí como dentista, hasta que en 1998 comenzó a trabajar en el Hospital Ziv. Cuando en 2013 estalló la guerra civil en Siria, comenzaron a llegar al hospital israelí, heridos del otro lado de la frontera, donde son curados y salvados sin importar credos, ideas o procedencia.
“Nosotros curamos con amor y ternura. Y eso es lo que queremos transmitir. En hospital atendemos a muchos niños que son las nuevas generaciones, quienes en el futuro recordarán que una vez los curó un médico en Israel. Eso va a quedar en sus corazones”. Al finalizar el encuentro, Daniel Pomerantz agradeció a Roisentul por haber dedicado un espacio de su intensa agenda en Buenos Aires a visitar la AMIA, y poder así “darnos la oportunidad de agasajar y recibir a un hijo de la comunidad judía argentina”, cuya labor es un ejemplo para todos.