El juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA va llegando a su etapa final y los imputados presentan la ampliación de las declaraciones indagatorias, previo a los alegatos finales que posiblemente lleguen a finales de octubre. En esta audiencia el entonces abogado de Carlos Telleldín, Víctor Stinfale intentó defenderse y negar su participación en el delito de peculado (malversación de los fondos públicos). Es que el mediático abogado no sólo asesoraba legalmente al doblador de autos sino que acompañó a Ana Boragni, pareja de Telleldín, a cobrar la primera entrega del pago que hizo la SIDE (200 mil dólares) a cambio de una declaración que vinculara a policías bonaerenses con el atentado a la AMIA. El imputado aceptó preguntas de su defensa y de los jueces del TOF 2, aunque nadie lo interrogó. Y antes de concluir su declaración en el medio de un notable nerviosismo admitió: “Para estar acá tengo medio pastillero tomado”.
Su comienzo en la causa
La declaración comenzó con una explicación de sus motivaciones personales para aceptar defender al detenido más famoso de Argentina en su momento, Carlos Telleldín. “Yo tenía sólo un año y meses como abogado y era un saca-presos de la Provincia. No tenía base jurídica pero sí manejo mediático”, contó y siguió, “No conocía Comodoro Py pero tomé la causa más importante porque me iba a hacer conocido y me iban a llegar otras causas. La plata no me importaba. Para mi, el trato con la justicia federal era jugar en primera”.Una vez que comenzó a trabajar, dijo, se encontró con una causa que era un “engaño”, que tenía una persona “coaccionada” (Telleldín),
“Una necesidad imperiosa de tener culpables” y que, además, “Se movía al compás de los medios”. Al respecto agregó que “Clarín, a través del periodista Omar Lavieri, era el vocero de Galeano”. Según Stinfale, su defendido conocía la causa a la perfección, era muy desconfiado y tenía mucha inteligencia para manejarse solo. Por eso, explicó, Telleldín no le contaba todo ni lo llamaban siempre que él se reunía con el ex juez Juan José Galeano. “Yo no sé qué negoció él con Galeano. No sé si lo que dijo es verdad. Sí sé que Telleldín sospechaba que lo filmaban. En el penal lo grababan y estaban todos los teléfonos intervenidos”.
Negociar bajo presión
Stinfale dijo que previo al 18 de julio, cada año, el juzgado preparaba “algo para presentar en el aniversario”. “Era sistemático. Había presión social y del Poder Ejecutivo que se movía unido con el Poder Judicial”, opinó. Fue así que, según relató el imputado, en junio de 1995 los entonces fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia imputaron a Telleldín como partícipe del atentado. “Era un rehén y estaba coaccionado. Ya habían detenido a su hermano y a su madre y amenazaban con meter presa a la mujer”.En medio de eso y para destrabar la situación procesal de Telleldín, Stinfale contó que la camarista María Luisa Riva Aramayo los llamó para actuar como intermediaria porque la relación con el ex juez Galeano no era buena.
El entonces juez, contó el imputado, no lo atendía cuando iba al juzgado e incluso una vez, “Me dejó esperando cuatro horas. La orden era hacerme esperar”. Sobre los fiscales dijo que “No entendían de automotores y salían a buscar culpables a cualquier precio” y que lo trataban mal: “Para ellos, yo era el negrito de Ramos Mejía. Ese era el trato que recibía. Me hacían sentir el status social”. Según Stinfale, por la presión que había al respecto de la causa en su momento sumado a “La idea instalada de que Telleldín sabía más de lo que había declarado”, decidieron que Telleldín debía declarar de alguna manera y negociar su libertad. “¿Qué podíamos hacer contra Menem, Corach, Anzorreguy, la Cámara Federal, Beraja, la comunidad y Clarín?”, expresó de forma retórica.
La participación de la DAIA
En ese contexto, siempre según lo relatado hoy, Stinfale fue a verlo dos veces a Rubén Beraja al Banco Mayo para contarle las intenciones de Telleldín de declarar a través de los medios o de un libro: “Le dije que Telleldín quería declarar pero no con el juez. Que él no era terrorista como se decía y que habíamos estado haciendo un libro y buscábamos plata”. “Beraja -opinó el imputado- era el hombre de mayor peso a nivel víctimas y gobierno. Por eso pedí reunirme con él. Yo quería pactar y si yo tenía a Beraja en contra, tenía en contra al gobierno”.
De esos encuentros, dijo, no obtuvo respuestas del entonces presidente de la DAIA pero, como al tiempo ocurrió efectivamente el pago, Stinfale aseguró haber creído que ese dinero provenía del Banco Mayo. “Acompañé a Ana Boragni a recibir un bolso con 200 mil dólares. Lo entregó una persona con acento extranjero que se llamaba David. Yo no conocía el procedimiento. Hasta que no escuché en el juicio que el pago lo había hecho la SIDE, estuve convencido de que era Beraja, el Banco Mayo o el Mossad”.
Además, dijo que él desconocía lo que su defendido y Galeano hablaron en las reuniones previas al pago: “Nunca me reuní con la SIDE ni sabía que el dinero era del Estado. ¿Cómo voy a saber yo que Galeano lo había arreglado con Telleldín?”.Incluso afirmó con espontaneidad que, concluida la operación, “Llamé a Rogelio Cichowolski (funcionario de la DAIA) para avisarle que se había hecho el pago”. Dicha esa frase, el imputado la repitió con un cambio: “Lo llamé y le dije que Telleldín iba a declarar”. Si bien no aclaró con exactitud qué dijo finalmente en aquella conversación tampoco se lo preguntaron los jueces al final de la declaración. El peculado
Por último, con el fin de negar el cargo que se le imputa, insistió con que sólo fue a acompañar a Boragni a recibir el dinero y que eso, “Cualquiera lo podría haber hecho". Además, afirmó que “Nunca me enteré del segundo pago. Telleldín no me necesitaba para cobrar” y que su “Participación no fue decisiva ni determinante”. Por último, contó que el día del pago fue luego a Comodoro Py porque declaraba Telleldín y que, al llegar, los fiscales ya no estaban. “No sé si estuvieron antes”, sostuvo y aclaró que ellos “No eran un bloque con Galeano pero sí un sistema de pinzas. Los fiscales pusieron la espada y Galeano subía o bajaba el dedo. En la causa todos se creían impunes con un sistema de respaldo. Era una locura y eran capaces de todo. Le mentían a Telleldín prometiéndole la libertad y lo terminaron imputando como partícipe necesario del atentado cuando sabían que eso no era así”. El próximo lunes el segundo de la SIDE, Juan Carlos Anchezar ampliará su declaración indagatoria.