Cada vez más argentinos se suman al movimiento orgánico con la intención de vincularse de otra manera con los alimentos, consumir de forma distinta y cambiar el paradigma. La relación cercana con el productor es una de las virtudes que surgen en las distintas ferias que se organizan en Buenos Aires. En general, los consumidores van regularmente y ya son clientes fidelizados. "En los últimos seis o siete años, el consumidor argentino empezó a ser consciente de que quería consumir un producto diferente. Tomó conciencia de lo que generan los agroquímicos en el ambiente y en su salud y de este modo empezó a crecer el mercado interno. El desafío es desarrollar localmente el valor agregado. Hay muchas empresas que están mirando con buenos ojos este mercado.
Se sabe que el mercado interno en la Argentina se ve fraccionado por frutas, verduras y alimentos perecederos. En línea con esta tendencia, en pocos años se triplicó la cantidad de gente que se acerca a los mercados Sabe la Tierra: hoy ya son 10.000 por mes. El mercado comenzó en 2009 como un espacio donde se puede comprar directamente de manos de los productores en condiciones social y ambientalmente éticas. Así, los consumidores realizan compras responsables y la comunidad gana generando conciencia acerca de los beneficios de consumir en forma local y natural, respetando los derechos sociales y preservando el medio ambiente.
Familias, jóvenes, chefs reconocidos y vecinos incorporaron el mercado como el lugar donde hacer sus compras, tomar contacto con los productores y pasar un día diferente. “La frecuencia semanal del mercado permite un real cambio de hábitos en el consumo. Algunos empiezan por el cambio de hábitos en la alimentación, otros por tener un compost en casa, otros por la huerta propia”.La gente de oficinas, chicos de colegio y extranjeros son los clientes habituales. “Las personas mayores se acercan por problemas de salud y los jóvenes por la toma de conciencia”, señala Martínez. En el espacio, se dan charlas regularmente. El taller con más éxito es el de huertas de balcón. Allí se enseña a sembrar y en las redes sociales se recuerda el calendario de siembra.