Los integrantes de la Unidad Fiscal de Investigación continuaron el pasado lunes con su alegato en el juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA y se centraron en los acusados que estuvieron involucrados en uno de los principales hechos que aquí se juzgan: el pago ilegal a Carlos Telleldín a cambio de una declaración acordada que involucre a policías bonaerenses con el ataque terrorista. El ex presidente Carlos Menem no estuvo presente porque debía estar en el Senado.
La exposición del fiscal Roberto Salum duró todo el día y rondó sobre el famoso pago, al dar por probado que los acusados Hugo Anzorreguy, Juan José Galeano, Eamon Mullen, José Barbaccia, Carlos Telleldín, Ana Boragni, Víctor Stinfale, Patricio Finnen y Rubén Beraja conocían que los 400 mil dólares que recibió el vendedor de autos truchos y su pareja salieron de la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado y, por lo tanto, incurrieron en el delito de peculado. Claro que para al entonces titular de la SIDE, quien se hizo presente en la sala de audiencias durante medio día, le cabe el delito de autor del peculado, mientras que el resto, según la fiscalía, fueron partícipes necesarios al tiempo que Rubén Beraja, partícipe secundario.
En el caso de Anzorreguy, el fiscal sostuvo que la versión que brindó el imputado es “inverosímil” ya que resulta imposible que no supiera -tal como declaró en el juicio- que los 400 mil dólares se usarían para que un imputado declare en una causa penal de la que la SIDE contaba con información. Sin ir más lejos, quien era chofer y custodio de Anzorreguy hizo de chofer de la ex camarista María Luisa Riva Aramayo cuando ésta se reunía con Telleldín para acordar la declaración contra los policías bonaerenses. Además de ello, el ex secretario de Inteligencia explicó en su indagatoria que el ex juez Galeano le pidió el dinero para “garantizar la seguridad de Telleldín”, una función que la SIDE no cumple. Este argumento tampoco es creíble, dijo el fiscal, y en todo caso cabe preguntarse cómo es que con ese dinero el imputado iba a garantizar su seguridad de manera autogestionado.
Algo similar dijo Salum sobre Patricio Finnen, coordinador del sector Sala Patria de la SIDE, desde donde se instrumentó la operación de pago. Finnen sostuvo en su declaración que acató un pedido de Anzorreguy y que Galeano pidió el dinero para hacer hablar a Telleldín y brindarle seguridad.Al comparar la declaración de Anzorreguy y la de Galeano, se puede ver con claridad que se echan la culpa entre ellos: el primero dijo que la entrega de dinero fue una simple “colaboración judicial” a pedido del ex juez, y Galeano dijo que la iniciativa provino de la SIDE.
Por otro lado, en las largas jornadas en las que Galeano declaró en el juicio por encubrimiento, sostuvo siempre que el pago fue legal basándose en un decreto que nunca fue reglamentado y que tampoco establecía pagarle a imputados. Entonces, preguntó el fiscal, “si la operación era -como dice Galeano- lícita, ¿Por qué mantenerla oculta?”. Y más aún, “¿Por qué ni bien el video de la negociación del pago se hizo público, intentaron blanquear la situación agregando una suerte de pedido de recompensa en el expediente?”.
Los ex fiscalesCon el fin de contradecir lo planteado por los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, quienes negaron terminantemente haber sabido del pago, la fiscalía enumeró diversos indicios que demuestran lo contrario.Entre ellos, la gran cantidad de notas periodísticas que hablaban de las pretensiones de Telleldín por declarar, las negociaciones grabadas entre el ex juez y el imputado acerca de la entrega del dinero, los encuentros por demás irregulares entre Telleldín y Riva Aramayo, y la indagatoria del doblador de autos una vez efectivizado el pago. “¿Podían desconocer esta maniobra? O bien sabían del pago o se manejaron con mucha ingenuidad”, dijo el fiscal.
Sumado a esto, de múltiples testimonios de los empleados del juzgado y la fiscalía, se desprende que el contacto entre Mullen y Barbaccia y el ex juez era cotidiano, y hasta le prestaron su equipo de filmación para grabar entrevistas, por lo que no es verosímil que desconocieran que el pago se haría. Incluso hay llamados telefónicos entre los ex fiscales y personal de la SIDE que participó de la operación.La conclusión es que “los ex fiscales estuvieron al tanto de todos los ilícitos de Galeano y no los denunciaron. Incumplieron con su deber”.
Telleldín & CoEn el caso del último tenedor conocido de la camioneta que habría explotado en la AMIA, su ex pareja Boragni y el abogado Víctor Stinfale, también se dio por probado que sabían de dónde salía el dinero que pedía Telleldín para declarar contra los policías bonaerenses. Esa acusación, sostuvo la fiscalía, surge de las versiones no coincidentes y poco creíbles que los tres acusados brindaron en este juicio. Telleldín, por ejemplo, dijo que creía que el dinero venía de Israel o del Banco Mayo “porque los nombres de los agentes sonaban judíos como David y Jaime”, y Boragni, que eran “de una editorial extranjera” aunque describió un super operativo practicado con agentes que la acompañaron al banco a depositar el efectivo. Lo mismo ocurre con Stinfale, quien se desligó totalmente de la situación. Esa versión se derrumba con sólo analizar los llamados entre él y agentes de Inteligencia.
Rubén BerajaSegún la fiscalía, el ex presidente de la DAIA “favoreció la concreción y el ocultamiento” del pago, al mantener un involucramiento personal y directo con los funcionarios judiciales y políticos de la causa, algo que superaba con creces su función en la dirigencia comunitaria judía. Varios testigos señalaron en el debate no sólo los vínculos estrechos entre Galeano y Beraja sino que lo ubicaron directamente frente a la pantalla que transmitía la negociación del pago. En base a esto, el Ministerio Público Fiscal consideró a Beraja como partícipe secundario del delito de peculado.
Para reforzar esa argumentación, el fiscal citó también el llamado de Stinfale a Rogelio Cichowolski (abogado de la AMIA) ni bien se efectivizó el pago, y dijo que no consta ningún tipo de denuncia por parte de Beraja en torno al pago, “ni siquiera después de difundido el video”. Además, cuando se produjo el robo del video que contenía la entrevista con Telleldín, Beraja se presentó en Comodoro Py para brindar su apoyo. En palabras textuales de uno de los empleados del juzgado, José “Pepo” Pereyra: “Los moishes lo re apoyaron a Galeta (Galeano)”.
El alegato continúa el lunes 13 de noviembre a las 10.