Un monolito es "una copia fiel de la huella del suelo" y permite identificar estructuras, colores, impedancias naturales o antrópicas, aspectos que brindan evidencia para interpretar su formación y funcionamiento. Es una columna de suelo extraída de una calicata (pozo de observación) que se acondiciona para poder ver cada aspecto como si estuviéramos a campo.Desde la Facultad de Agronomía de la UBA proponen utilizar monolitos edafológicos como herramienta pedagógica para enriquecer la enseñanza en el grado, trabajar en territorio con alumnos de escuelas medias rurales, y para concientizar a estudiantes de ámbito urbano sobre las problemáticas de los suelos en nuestro país.
El proyecto de extensión es desarrollado por los docentes de la Cátedra de Edafología, Dres. Diego Cosentino, Esteban Ciarlo y Daniela Villegas; Licenciados en Ciencias Ambientales Franco González y Mercedes Busto; Lic. Esp. Cecilia Vespasiano, Ing. Agr. Esp. Cecilia Bonafina y la Ing. Agr. Ma. Paula Casabella. Y los estudiantes de la FAUBA, Agustina Mattera, Joaquín Rodríguez Kalmbach, Lucía Galván, Luciana Hapel, Karen Luna y Daniela Regolo.
También participan diversas instituciones que asisten en su divulgación: la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo, el programa Escuelagro, perteneciente a la Dirección de Innovación Tecnológica del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícolas; Asociación Civil sin fines de lucro y voluntaria de Escuelas, Bachilleres e Institutos Agrotécnicos, Centros de Formación Rural, Escuelas de la Familia Agrícola e Institutos Superiores, la Escuela de Educación Técnico Profesional de la FVET (UBA), y el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Además cuentan con experiencias brindadas por personal Técnico del INTA Castelar.
“En el análisis comparativo de varios monolitos puede observarse diferentes génesis e impactos y, desde ese punto, trabajamos para difundir la importancia de su conservación. En las visitas que tuvimos a la FAUBA de escuelas medias urbanas, la observación del monolito siempre se acompaña de actividades didácticas, por ejemplo, se muestran cómo es el pasaje del agua en suelos con y sin cobertura, fenómeno que sirve como modelo de lo que muchas veces ocurre en el terreno”, comentó la Ing. Agr. Cecilia Bonafina.
Según los integrantes, los monolitos edafológicos son una herramienta pedagógica importante porque permiten comparar “ex-situ” un gran abanico de situaciones edáficas diferentes, así como distintos escenarios y potencialidades. Del mismo modo, son instrumentos visuales que asisten a las actividades didácticas y hacen posible integrarse con el medio. “En el caso de las visitas que realizamos a distintas escuelas rurales, la experiencia de extracción y descripción morfológica de sus propios suelos permite conocer características de un recurso que es altamente utilizado y no muy frecuentemente analizado”, dijo la Ing. Agr.
Gracias a la adjudicación de dos proyectos UBANEX consecutivos desde 2018 fue posible coleccionar monolitos, acondicionarlos y ponerlos en exhibición. Actualmente los integrantes del proyecto de extensión están construyendo una biblioteca de suelos en la FAUBA: la Monolitoteca. “Tenemos en exhibición dos monolitos: uno de FAUBA y otro de Carlos Casares y tres en acondicionamiento, próximos a exhibirse, así como extracciones pautadas. A futuro nuestra idea además de utilizar los monolitos en el dictado de clases y talleres es realizar exposiciones transitorias en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Por otra parte, varios integrantes se encuentran hoy en día capacitándose en Aprendizaje en Servicio para realizar a futuro dentro del marco de la experiencia Prácticas Sociales Educativas”, enfatizó.
El proyecto de la FAUBA tiene múltiples finalidades y todas giran en torno a los monolitos de suelos como objetos que nuclean la divulgación, la enseñanza y la sensibilización para la conservación del recurso en distintos contextos, además de ser un nexo entre las escuelas y el ámbito universitario. “En cada caso, despertar la mirada hacia un suelo sano, reconocer la presión del hombre y las acciones necesarias para protegerlo son los ejes sobre los que se enmarca el proyecto”, expresó Bonafina.Y concluyó que el gran desafío del trabajo es continuar la vinculación con escuelas medias rurales (agrotécnicas). “Cada día nos llegan más inquietudes y consultas porque les resulta interesante conocer cómo se encuentra el suelo sobre el que realizan sus actividades. Para nosotros es muy importante fortalecer esos lazos y poder seguir trabajando en el territorio”.