Hace varias semanas comenzó a operar la tercera planta para tratamiento de recuperación de residuos secos que se construyó en la ciudad. Identificado en su exterior como Centro Verde Saavedra, funciona en el barrio homónimo, a pocos metros de la avenida General Paz. El complejo es gestionado en conjunto por operarios de una cooperativa de recicladores y personal dependiente de la Ciudad.
Mediante la implementación de una máquina semiautomática con tecnología MRF (del inglés material recovery facility), que permite el procesamiento de materiales secos factibles de ser reciclados, se pueden discriminar los desechos según sus características para luego ser reutilizados o comercializados.
Unos 140 recuperadores trabajan por turnos desde las 8 hasta la medianoche para darle vida al lugar. Los residuos llegan a la planta en camiones tras haber sido separados con anterioridad por los vecinos de las comunas 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón) y 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales), que los depositan en campanas y puntos verdes. Según La Nación, también, aunque en menor medida, se reciben desechos de los barrios de Palermo, Agronomía, Chacarita, La Paternal, Parque Chas, Villa Crespo y Villa Ortúzar.
Como primer paso, los materiales reciclables son descargados en la tolva de alimentación. Allí se inicia una travesía que no se extiende por más de tres minutos hasta llegar al extremo final de la línea de trabajo. Parte de la operación es mecánica y la otra, manual. La primera intervención está a cargo de los recuperadores: seleccionan y quitan de la cinta los desechos con mayor volumen, que podrían entorpecer la labor. Los elementos restantes ingresan a una separadora automática de cartones, vidrios y metales no ferrosos. En las siguientes instancias se discriminan papeles y envases PET (el plástico utilizado comúnmente en botellas).
Luego, los recicladores se encargan de apartar en distintos compartimientos los elementos de aluminio, tetrabrik y otros plásticos. Por último, se clasifican los metales a través de un separador automático. La materia prima que no puede ser clasificada (una proporción menor de todo lo que ingresa a la planta) queda compactada y terminará en un relleno sanitario. Según las estimaciones de funcionarios del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, esta planta clasifica entre ocho y 10 toneladas de basura cada hora. Las fuentes afirmaron que el acopio de este tipo de materiales, al tratarse de residuos secos, es limpio y no genera ni emanación de olores desagradables ni líquidos lixiviados, algo que inquietaba a algunos vecinos de la zona. El objetivo principal de este sistema es aumentar la capacidad de procesamiento de los reciclables para reducir el entierro.