¿Qué hacemos con nuestros hijos y esa imperiosa necesidad de mirar todo el tiempo los chats, Whatsapp, Instagram, Snapchat, entre otros? ¿Qué hacemos cuando estas herramientas que nos permiten comunicarnos sin fronteras nos interrumpen o nos desconectan de las personas más cercanas?Somos conscientes que así como en otras épocas la TV cambio la dinámica de las familias, las pantallas en este tiempo también establecen nuevas reconfiguraciones. Porque justamente es un nuevo espacio donde se tejen las relaciones y se generan maneras de ser.
Resulta importante que los adultos no perdamos nuestro rol de cuidado y protección, entendiendo que toda pantalla es un medio de comunicación. Por ello resulta fundamental que pensemos maneras de acompañamiento en el uso de la tecnología de manera flexible, abierta y creativa, en especial con los niños y las niñas.Por tal motivo, planteamos algunas sugerencias para que cada persona tome lo que le sirve según cada realidad, familia, niño, niña y situación.
Ojos que ven…
Frecuentemente decimos que los chicos y las chicas reciben de los adultos que los rodean un aporte referente para su vida, aunque no sea la única condición para su desarrollo. Nacen en un entorno donde las pantallas están presente y ellos/as las viven. Aún así, el rol de los adultos sigue siendo igual de importante y por lo tanto habría que reflexionar acerca de las propuestas que se realizan para fortalecer la calidad de relaciones entre adultos y niños/ñas. Por lo tanto, resulta necesario preguntarnos, por un lado, “si nosotros tenemos ganas de que se apague la tableta”, “si nos disponemos a dejar a un lado el smartphone”, ya que ello implica responder a la insistente demanda de los chicos y chicas.Asimismo, vernos en situación es fundamental. Si el adulto se desespera y no puede dejar de estar pendiente de su celular, ni suspenderlo y resistir a la inmediatez, está brindando modelos de identificación que probablemente sean aprehendidos. No se hace referencia al uso, sino al hábito y su influencia en lo cotidiano. El niño crece en un entorno, mira, se identifica…
La seguridad primero
La seguridad tiene que ver con el uso responsable, con el cuidado propio y hacia los demás. Si bien los niños tienen una especial destreza en el uso de las pantallas, resulta fundamental supervisar y cerciorarse como se encuentran activadas las configuraciones y las opciones de privacidad de los perfiles en redes sociales y otros servicios de Internet. Además de la utilización de contraseñas seguras y privadas, así como prestar atención a la activación de la geolocalización, es importante cuidar la información que publicamos sobre nuestras vacaciones para evitar situaciones desagradables. Pensar antes de compartir es manejarse de manera segura.
Yendo de un WiFi a otro
Si utilizamos el servicio de conexión gratuita debemos asegurarnos que el mismo sea proporcionado por el hotel, parador de la playa en el que estemos u otra red pública, por ejemplo, y no por prestadores desconocidos o poco seguros. Alertemos a los chicos que no se recomienda poner información confidencial en la conexión mediante el Wifi público. Son las puertas de acceso a toda nuestra información personal.
Cuidado con las aplicaciones que se descargan
Durante las vacaciones solemos tener más tiempo libre para explorar el celular o la tablet y descargar aplicaciones de juegos, de información sobre los lugares que visitamos o de promociones. Estos productos pueden esconder algún virus o malware. Para protegerse, una buena medida es descargar la aplicación de la tienda oficial y prestar atención a la hora de aceptar los permisos de uso.
Cuidando nuestra intimidad
Los contenidos que publicamos en Internet aportan más información sobre nosotros de la que imaginamos. Por eso es tan importante pensar bien sobre las repercusiones que puede tener un comentario o una fotografía cuando la subimos a la red, ya que todo lo que subimos no resulta fácil de eliminar. Aunque no se vea la información, la misma está guardada en algún lugar de la nube. Es importante prestar atención al realizar selfies en lugares o en situaciones en las que puedas poner en riesgo tu integridad física.
Aunque no lo veamos los otros están
Preguntar a tus amigos antes de etiquetarlos o si quieren que ese contenido o foto sea subido, es una pauta de relación que siempre es necesaria para favorecer relaciones respetuosas. No todos nuestros familiares o amigos desean aparecer en las redes sociales, ser reconocidos o hacer público dónde y con quién se encuentran en las vacaciones. Por ello se sugiere no subir información de terceros sin su consentimiento, más aún si se trata de chicos y chicas menores de edad.
Aprendiendo juntos
Tomarse el tiempo para compartir juntos, buscar información y jugar son acciones para guiar a los hijos y las hijas en sus primeros pasos por la red en su aprendizaje a ser usuarios responsables de las tecnologías conectadas. ¡Y también para enriquecernos de las habilidades y saberes que ellos nos aportarán!
Una sola vida
Es importante concientizar a los chicos y las chicas que nuestro comportamiento en el mundo online es el mismo que tenemos fuera de la red, por lo cual debemos ser coherentes y tener en cuenta las mismas pautas de convivencia. El otro está presente, que no se lo vea o no se lo toque no significa que está ausente. Es una presencia distinta. Pensemos que las vacaciones pueden ser oportunidades de reencuentro que nos permiten valorar las relaciones con nuestra familia. Aprovechar estos momentos para hacer que la tecnología nos acerque a las personas distantes pero sin alejarnos de las que nos rodean.